Balance tras cuatro años de Baby-led Weaning

Ya hace casi 4 años que Sara empezó con la alimentación complementaria. En esta ocasión, decidimos pasar de leche de fórmula, papillas industriales, potitos y purés y dejar que fuese la niña la que se alimentase con la comida que comíamos el resto de la familia. Y así nos ha ido.

El Baby-led Weaning, BLW, o Alimentación Regulada por el Bebé es una forma natural de iniciar la alimentación complementaria. Hasta los 6 meses, los bebés deben alimentarse única y exclusivamente de leche materna (lactancia de fórmula en caso de que no tomen pecho). Pero nada más. Las marcas comerciales cada vez sacan más productos de alimentación para bebés a partir de los 4 meses, con escaso contenido nutricional y alto contenido en azúcares, como ya comenté en el artículo comida casera vs comida preparada. A partir de los 6 meses se inicia la alimentación complementaria, que como su propio nombre indica, complementa a la leche, que es el alimento principal durante el primer año, no lo sustituye.

Con el BLW se ofrece al bebé los mismos alimentos que toma el resto de la familia, sin triturar, en tamaños grandes para que los pueda coger con sus manos. De este modo, el bebé aprende a distinguir sabores y texturas, al no tenerlo todo mezclado y triturado. También es el propio bebé el que decide cuanta cantidad de comida quiere, no se le meten cucharadas en la boca. En este artículo sobre baby-led weaning hay mucha información sobre el tema.

Tras casi cuatro desde que Sara empezó la alimentación complementaria, estas son mis conclusiones:

• Prueba toda la comida – desde los 6 meses le hemos ofrecido todo tipo de comida en su plato o en la bandeja de la trona. Al principio no hacía mucho caso a la comida, la chupaba y la dejaba…pero con el tiempo y sin forzarla nunca, fue aumentando su ingesta. Pero toda la comida se la llevaba a la boca. Ahora, cuatro años después, lo sigue probando todo. Evidentemente, hay comidas que les gustan y otras que no, como a todas las personas. Pero si hay algún plato nuevo, diferente, algo que no conozca, no hay problema, ella lo prueba.
• Come muy bien – Es poco delicada y come bien. Nunca la hemos obligado a comer, simplemente, llega la hora de la comida, ponemos la mesa y a comer. Hay veces que tiene más hambre y otras veces menos, pero siempre respeto sus deseos. Si no tiene hambre, por algo será, ya comerá después.
• Comer fuera de casa – Siempre ha sido muy sencillo. Cuando era un bebé, nunca hubo que salir de casa con purés ni ninguna comida preparada, ella comía lo que fuese donde fuésemos, lo que es una ventaja, pues no hay que andar pensando en comidas extras. Tanto si comemos en casa de alguien como si comemos en un restaurante, ella se adapta y come lo mismo que los mayores. Nada de menús infantiles de poca calidad.
• Ahorro de tiempo y dinero – Al comer siempre la misma comida que el resto de los miembros de casa, ahorras mucho. Tiempo, porque no tienes que andar en la cocina haciendo una comida especial para ella. Y dinero, porque nunca he tenido que comprar alimentos extras ni mucho menos, tarritos de comida preparados.
• Sano – Al evitar comidas preparas y envasadas para bebés, su alimentación ha sido y es mucho más sana. Evidentemente, en esto influye mucho la alimentación que cada familia tenga en su casa. Yo siempre miro mucho lo que comemos, cocino cada día con productos frescos, evito las grasas y los productos industriales. Si en una familia se come a base de fritos y platos preparados, la alimentación del bebé no será muy sana que digamos.

En resumen y haciendo balance de nuestra experiencia con el baby-led weaning, creo que fue una decisión muy acertada. Dejar que los niños prueben la comida, experimenten, coman lo mismo que los mayores, hace que sean niños con buenos hábitos alimenticios y sin problemas nutricionales.