Pocas cosas hay más aburridas a nivel virtual que la bandeja de entrada de un parado. Si se carece de un círculo social aficionado a lo digital no entra ni el gato en una bandeja de entrada y por supuesto las ofertas de empleo brillan por su ausencia. Tampoco chistes de compañeros de trabajo, que ya no existen ni unos ni el otro. Se cuelan, eso sí, ofertas de telefonía, descuentos engañosos y, sobre todo, mucho, mucho spam que asegura que el destinatario ha sido agraciado nada menos que con un millón de dólares (las cifras varían) siempre que entre en tal o cual página o responda a ese e-mail. Una buena idea es suscribirse a la oficina virtual de los diferentes servicios de luz, agua, gas,… y gestionar desde ahí tus facturas, lo que se limitaba en mi caso a visualizar el siguiente pago. Sea como sea, un parado no tiene quien le escriba. Durante mis meses en dique seco, mi bandeja de entrada estuvo entretenida gracias a este blog, a sus participantes y comentaristas, y a algunos ex compañeros de trabajo que se aburrían tanto como me aburría yo cuando estaba allí. No sé qué tendrán nuestros diputados en la bandeja de entrada en sus iPad 2, que les han salido gratis aunque no lo necesiten con el sueldo que cobran y su pensión vitalicia. Si están sucritos a la newsletter del Instituto Nacional de Estadística (INE), van a leer en poco más de una hora que el paro alcanza en España ya las 5,4 millones de personas. Pero eso ya lo sabían, ¿no? Dudo que alguno guarde esa información, que después de una ojeada rápida acabará convenientemente archivada en la papelera junto al spam.
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