Revista América Latina

Bando de la Huerta de Murcia, crónica de una muerte anunciada

Por Miguel Angel Montesinos Sanchez @EcuadordelSur

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Bando de la Huerta de Murcia, crónica de una muerte anunciada

Baile en el Bando. Imagen Francisco Nortes

Aquí como allá la inutilidad de los “mandantes” que organizan cualquier tipo de acto popular es tan común que no merece la pena ni señalarlo. Estamos en las mismas, cabezas pensantes que no están preparadas y que están colocadas en sus puestos por palanca, enchufe, amistades, compromisos electorales, o como quieras llamarlo, pero todos tienen lo mismo en común, NO ESTÁN PREPARADOS para acometer las tareas que se suponen deben hacer conllevando un ridículo mayúsculo en su ejecución y lo peor de todo, la gran mayoría de esos actos populares son organizados con dinero de todos los ciudadanos.
El último ejemplo lo tenemos en mi adorada Murcia (España), a la que tanto echo de menos. El Bando de la Huerta, una fiesta declarada de Interés Turístico Internacional (máximo reconocimiento del Ministerio de Turismo) lo que la equipara a otras tan famosas como los San Fermines de Pamplona, las Fallas de Valencia ó la Feria de Abril de Sevilla, por poner un ejemplo de lo que en Ecuador se conoce de fiestas reconocidas en la “madre patria” (este termino lo escribo por la frecuencia con que lo oigo aquí, no porque esté de acuerdo con el, por el contrario lo detesto), confirmó su muerte en este 2015 con la displicencia de la Federación de Peñas Huertanas y el Ayuntamiento de la ciudad, encargados de su organización los primeros y los financiadores con los impuestos de todos la segunda.
Confieso que lloré viendo la retrasmisión por internet, y lloré por tres razones fundamentales.
La primera por ver a mis amigos y conocidos desfilar mostrando una indumentaria tan tradicional que enorgullecería a cualquiera, menos a los ignorantes dirigentes de quien se supone deben velar por esas tradiciones, y por ver entre el público muchos rostros conocidos que ya tengo ganas de abrazar.

La segunda por tristeza y vergüenza al ver el desastre organizativo en el que se ha convertido, con desfases de distancia entre agrupaciones, mujeres travestidas de hombre en el propio desfile (y no me refiero al descontrolado megabotellón, que por desgracia eso ya es una cuestión de educación y respeto que aún no se nos inculca desde pequeños) y lo que jamás había visto en un bando de la huerta, SILLAS VACIAS en algunos tramos, que con la excusa del mal clima pretenden tapar.
La tercera por indignación e impotencia al leer desde la distancia en las redes sociales las técnicas mafiosas hacia uno de los máximos precursores actuales de nuestras tradiciones. A mi amigo Francisco Javier Nicolás Fructuoso le mandaron emisarios los propios organizadores para que no saliese en el desfile amenazándolo con retirarlo la policía si se presentaba.

Bando de la Huerta de Murcia, crónica de una muerte anunciada

 Indumentaria murciana del siglo XVIII y XIX. Imagen Ana Bernal


¿La razón? Ser crítico con los organizadores y apoyar a otra candidatura a la presidencia de la asociación encargada de la organización, o sea por tener sentido común en definitiva. La otra razón me da hasta vergüenza relacionarla… que los propios dirigentes de la FPH les digan que no van vestidos de huertanos da hasta “grima” comentarla.
Como veis, ignorantes al mando de instituciones hay en todos sitios, y en Murcia no podía ser menos. En mi tierra decimos “en todos sitios cuecen habas”.
El Bando de la Huerta me lo han matado, ya no existe, y todo con la aprobación de unos dirigentes políticos mas acostumbrados a salir en la foto vestidos carnavalescamente con ropas tipificadas en los años 40 que nada tienen que ver con nuestras raíces. El desconocimiento es tan ridículo por su parte que la indignación nos invade desde hace bastante tiempo.
Mi resumen de lo que he visto se queda en “ridículo, pura catetada, fiestucha de pueblo decadente”. Espero que cuando este post salga a la luz en las diferentes publicaciones que saldrá, el señor presidente de la Federación de Peñas Huertanas de Murcia, Sr. Antonio Avilés, haya tenido la decencia de dimitir con toda su junta directiva por el bien patrimonial de nuestras cada vez mas denostadas tradiciones, sería la mejor señal de que la cordura llega a mi Murcia del alma, porque esperar que alguna autoridad municipal le obligue a hacerlo no lo contemplo, son tan inútiles en estos temas como el propio susodicho.
Prometo seguir con este tema, pues muchos de los que me leéis habéis vivido o seguís viviendo en mi ciudad y estáis al tanto de lo que os cuento. A los demás, pedíos disculpas por hablar de un tema que seguro no os interesará, pero con el que a mi me “hierve la sangre” y tampoco difiere mucho con lo que pasa aquí con nuestras autoridades, sean del color político que sean.

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