La semana pasada estuve en tantos y diferentes lugares de Barcelona que no puedo dejar pasar el momento de compartirlos, ni que sea en un escueto resumen, por si a alguien le apetece visitar alguno de ellos de manera inmediata.
Como ya informé a través de Twitter, la semana empezó fuerte. El lunes por la tarde, junto a Andrés de ApuBarcelona, Neus de la Meva Barcelona (como ya nos explicaron en sus respectivos blogs) y Aitor de Coses de Barcelona, tuve el honor de participar en la tertulia sobre blogueros del programa La Tarda de Barcelona, que emite de lunes a viernes la emisora La Xarxa, lo que resultó ser toda una experiencia, además de permitirnos disfrutar de un entorno tan emblemático como es el recinto de la Maternidad, donde la cadena tiene su sede central.
El recinto, construido en la antigua finca de Can Cavaller en el Distrito de Les Corts, forma parte del importante patrimonio modernista de la ciudad, y está formado por una serie de pabellones independientes rodeados por jardines. Su construcción la encargó la Diputación de Barcelona al arquitecto Camil Oliveras i Gensana, con la finalidad de poder seguir atendiendo a niños abandonados y a madres solteras, cuando el edificio que tenían en la calle Ramalleres se quedó pequeño. Por proximidad geográfica, si te decides a visitarlo, puedes aprovechar para ir al Camp Nou, o para ver la fachada restaurada de un antiguo edificio (sin gran valor arquitectónico, pero sí de prestigio para la historia médica de la ciudad) como fue el Instituto Frenopático del Dr. Tomás Dolsà, un sanatorio para enfermos mentales del siglo XIX, donde se apostó por el uso de técnicas innovadoras, que a diferencia de las habituales de la época, tenían como única finalidad la verdadera curación de los enfermos.
El martes y el miércoles fueron dos días de horas de oficina, en los que me dediqué a buscar, recopilar y contrastar información, así como a seleccionar y tratar material fotográfico.
El jueves, de la mañana a la tarde, fue un día de paseo y visitas a diferentes lugares de la ciudad que habían engrosado mi lista de asuntos pendientes, y de otros que fueron apareciendo de manera casual.
Mi primera parada fue en La Pedrera. Con motivo de la celebración de su centenario, y la magnífica luz con la que había despertado el día, no me pude resistir a visitarla para conseguir material fotográfico actualizado.
A continuación la ruta me llevó hasta el Palau de la Musica. Según había oído en las noticias, tras la finalización de la manifestación con la que acabó la Huelga General del 14N, el vandalismo callejero había vuelto a "hacer de las suyas" con el patrimonio de la ciudad. Sinceramente, no tengo palabras para explicarlo. Ver todas las vidrieras rotas de una joya arquitectónica como esa (independientemente de los personajillos que hayan tenido relación con la dirección de la institución), te da ganas de echarte a llorar.
Una vez visto el nefasto espectáculo, y la expresión de sorpresa de la mayoría de los turistas que llegaban, seguí hacia el Passeig del Comerç, donde el Arxiu Fotogràfic de Barcelona me esperaba.
Callejeando hacia allí me topé con la iglesia de Sant Pere de les Puel·les, que hasta ese día nunca antes había visitado; y allí que entré. La iglesia, que fue reconstruida tras su total destrucción durante la Semana Trágica, es lo único que nos queda del monasterio benedictino femenino que en el siglo X fundaron los Condes de Barcelona. Del claustro de dos pisos que tenía solo se conservan tres arcos románicos en el MNAC y, a modo de escultura al aire libre, un fragmento con diez arcos góticos en la calle Sant Ignasi de la ciudad de Terrassa. El actual convento está situado en la calle Anglí del barrio de Sarrià, muy cerca del Paseo de la Bonanova, donde la comunidad tienen una hospedería abierta a aquellas personas que buscan un lugar para el silencio y la reflexión en la misma Barcelona.
Del interior de la iglesia llaman la atención los arcos de medio punto que separan las diferentes naves, y la estatua de San Pedro, situada a la derecha del presbiterio, que me recuerdó bastante a la que hay en San Pedro del Vaticano.
Según he odio, parece ser que el arzobispado de Barcelona quiere empezar a cobrar entrada para acceder a los templos más emblemáticos de la ciudad. Evidentemente éste se puede considerar como tal, por lo que os recomiendo, que si todavía no lo habéis visitado, lo hagáis en breve.
Nuevamente en el exterior, y reiniciado el paseo hacia el Convent de Sant Agustí, tuve una nueva sorpresa a la altura de la calle de les Basses de Sant Pere. En una zona donde se ensancha la calle, a modo de plazoleta, hay una fuente-farola, similar a las de estilo canaletas, pero mucho más estilizada. Es la primera vez que veo una igual por la ciudad, por lo que a partir de ahora será cuestión de estar alerta para descubrir alguna más.
Ya en el convento, y tras hacer alguna que otra fotografía del claustro, me dirigí al archivo, situado en el segundo piso del edificio y al que se accede por la plaça de Pons i Clerch.
La exposición “Raval” hace un recorrido fotográfico por ese barrio de Barcelona, desde 1870 hasta la actualidad, y recoge imágenes de los diferentes estereotipos de personas que vivieron y viven en esa zona de la ciudad. Una de las fotografías antiguas más curiosas de la exposición es la que se tomó el día de la liberación de Teresita Guitart, tras permanecer secuestrada en casa de la “vampira” Enriqueta Martí. La serie de imágenes más actuales son obra de la fotógrafa colombiana Consuelo Bautista que, a pesar de usar el blanco y negro, ha sabido transmitir el colorido de la variedad multicultural que actualmente lo habita.
Tras dejar el archivo, no me pude resistir a la tentación de hacer una breve pausa gastronómica en la cafetería del Museu de la Xocolata, ubicada en la planta baja del mismo edificio, y totalmente recomendable para los más golosos.
Ya de regreso a casa, todavía tuve la oportunidad de hacer una nueva parada. Fue en la Casa de l’Ardiaca, sede del Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona, donde está el famoso buzón modernista de Lluís Domènech i Montaner, y que tanta curiosidad despierta entre los turistas.
Hace muy poco que se ha inaugurado la exposición “Barcelona a mano. Guías urbanas, 1766-2004”, una interesante retrospectiva que no se pueden perder los fanáticos de Barcelona, como somos algunos blogueros. Estará abierta hasta el 30 de abril de 2013, por lo que todavía hay tiempo para visitarla.
En la exposición se pueden ver algunas de las primeras guías que se editaron sobre la ciudad, que consisten en simples listados informativos de instituciones públicas y agentes económicos privados, pensados para facilitar su localización a los comerciantes foráneos. También hay expuestas diferentes guias y planos editados con motivo de las exposiciones de 1888 y 1929, la celebración del XXXV Congreso Eucarístico Internacional de 1952 y de los JJOO92, momentos auge en que Barcelona se abrió al mundo. Las más actuales destacan por el uso de diferentes idiomas, además del francés y el inglés, que nos demuestra la universalización del interés por Barcelona.
Finalizado un ajetreado jueves, llegó el viernes y volví a dedicarle a Barcelona mis horas de oficina a la espera del fin de semana, del que hablaremos más adelante.