Hoy es el turno de la Torre de Collserola.
La Torre de Collserola
(JMBigas, Septiembre 2010)
Dedicamos los dos la mañana a llegar antes de tiempo a diversos lugares. Fuimos primero a desayunar al Frankfurt Vallés de Pedralbes (frente al Cuartel del Bruch; una institución para los universitarios -o no- de los últimos cuarenta años). Como era festivo, no abrían hasta las 10, y tuvimos que esperar un poco.
Luego decidimos visitar el Mirador de la Torre de Collserola, que ninguno de los dos conocíamos.
Subimos por Vallvidrera, y luego dirección al Tibidabo. Muy cerca ya de los parkings principales del Parque de Atracciones, hay un (casi) descampado que actúa de aparcamiento de pago para los visitantes de la Torre, y como aparcamiento adicional del Parque de Atracciones en caso de gran afluencia. Está a unos 300m. de la entrada a la Torre, a la que se accede por un camino forestal.
Como la Torre no abría hasta las 11 horas, el aparcamiento estaba cerrado hasta esa hora. Otra vez tuvimos que esperar un ratito. Tanto el Mirador de la Torre como los aparcamientos están gestionados por la sociedad Tibidabo. Y las tarifas del aparcamiento puede que sean razonables si se va a pasar el día en el Parque (10€ por el día completo), pero para una visita a la Torre (en total digamos que hora y media) es extremadamente caro (para ser un descampado en la sierra). A 3€ la hora, es un delirio desenfocado.
La media docena de coches que estábamos ahí a esa hora nos disputamos la decena de plazas con sombra (que el Sol de Septiembre apretaba ya con contundencia).
Nos encaminamos hacia la Torre, y empezamos a ver algo raro, pues por la escalera de la Torre (teóricamente todavía cerrada) se veía infinidad de gente subiendo a pie con aires que, desde la distancia, se antojaban fatigados. Nos cruzamos por el camino, asimismo, con atletas jadeantes provistos de dorsal, y es que había algún tipo de Cursa popular o gymkana, que incluía la subida a pie a la Torre, con motivo de la Diada.
Llegamos a la entrada al Mirador (en total, seríamos allí menos de diez personas). Tras pagar la entrada (5€ para Adultos, con algunos descuentos para jóvenes, veteranos, etc.), abordamos el que teóricamente era el primer ascensor con visitantes del día. El trayecto hasta la 10ª plataforma, donde está el Mirador, toma un minuto y medio, y se tienen ya vistas espectaculares durante el trayecto. Con mucho cuidado para los que tengan vértigo.
Cuando llegamos arriba, el Mirador estaba casi tomado por atletas sudorosos, provistos de sus dorsales y sus botellitas de agua o bebidas isotónicas. Y olía, claro, a lo que tenía que oler. Había familias con niños, padres o madres con niñ@/s, muchos niños, alguna pareja circunstancial, donde al menos alguno de los dos querría que dejara de serlo, y también algún veterano.
Pero, bueno, los atletas fueron descendiendo en sucesivos viajes del ascensor, y no molestaron nada (o casi) para la visita.
El Mirador (que ocupa la 10ª de un total de 13 plataformas) está situado más o menos a unos 180m. del suelo, y a unos 560m. sobre el nivel del mar. Hay servicios (bastante minimalistas) y alguna máquina de vending, pero carece de bar y de tienda de souvenirs.
La Torre de Collserola, cuya misión básica son las Comunicaciones, se construyó con ocasión de los Juegos Olímpicos de 1992. Tiene una altura total de 288m., y se utilizaron hasta 3.000 toneladas de estructura metálica para levantarla. Junto a la entrada, en la planta calle, hay una pequeña exposición sobre la construcción de la torre, así como imágenes de las Grandes Torres del Mundo (desde la de la Televisión en Alexanderplatz, Berlín, hasta la de Tashkent, Uzbekistán, pasando por Shanghai, Toronto, Sydney y muchos otros lugares).
Desde el Mirador se tiene una visión espectacular de 360º sobre la ciudad de Barcelona y su periferia, sobre el Puerto y el Aeropuerto, sobre el Camp Nou, la Catedral, la Sagrada Familia, la Torre Agbar, el Hotel Arts y la Torre Mapfre. También se divisa toda la zona del Baix Llobregat, hasta el Macizo de Montserrat, así como el Vallés Occidental (Sant Cugat, Sant Quirze del Vallés,...). Asimismo se tiene una visión privilegiada (y distinta de lo habitual) del vecino Tibidabo.
Para poder tomar fotos, el problema es que, lógicamente, todo el Mirador tiene cristales que lo separan del exterior, y algunos están bastante sucios, mientras otros tienen reflejos de todos tipos. Para evitar interferencias (la suciedad, los reflejos, los marcos de las ventanas, los tirantes de la estructura,...), no hay más remedio que utilizar bastante el zoom, y se corre entonces el riesgo de que las fotografías queden borrosas o algo movidas.
El Tibidabo desde la Torre de Collserola
(JMBigas, Septiembre 2010)
Anotaos esta visita para vuestro próximo viaje a Barcelona. Y si vivís en Barcelona o alrededores, vale la pena que le dediquéis un par de horas a esta visita, a la primera ocasión que tengáis, en un día despejado, a ser posible. Os ayudará a entender mucho mejor la orografía y la geografía de la ciudad y sus alrededores.
¡¡¡Que lo disfrutéis!!!
JMBA