Barcelona y otra mágica función ante el Arsenal

El Camp Nou se vistió de gala y en el que seguramente fue el día mas esperado por los amantes del buen fútbol, el Barcelona brindó una autentica exhibición y venció 3-1 al Arsenal, asegurándose así su lugar en los cuartos de final de la Uefa Champions League.

Ni las anuencias de dos sus dos principales bastiones, ni la necesidad de remontar la eliminatoria tras el 1-2 de la ida fueron un obstáculo para el once de Pep Guardiola. La de hoy fue otra de esas mágicas funciones, ya a esta altura grabadas a fuego en el prodigioso archivo de un equipo inigualable desde la concepción del juego. Inédito en la historia de este deporte.

Acusado por las lesiones, pero confiado por haber dado un golpe de efecto en Londres, al feudo blaugrana llegó un Arsenal que lejos de conservar los automatismos que lo definen como un fiel representante del fútbol que tan bien practica el Barça, terminó por defraudarse a si mismo, dándole la espalda a su filosofía y presentándose sin mas aspiraciones que la de retrasar sus líneas e intentar conservar de esa manera  la ventaja obtenida en la ida.

Aunque en un comienzo presionó en tres cuartos, el once de Arsene Wenger se resignó muy pronto. Aunque era evidente que la tarea no era sencilla, ni siquiera intentó disputarle la posesión del balón al Barcelona, no tan claro en los 45 iniciales, aunque sin muy paciente.

Jugó con su ultima línea adelantada el Arsenal, pero salvo en ese lapso inicial no presionó en la parcela mas importante del campo, permitiéndole a los volantes del Barça el pase largo y al espacio, al que no terminó de sacarle provecho.

La primera aproximación se produjo a los 15 minutos, con Alves poniendo a prueba a Szczesny con un tiro libre y obligándolo a una respuesta que al arquero le trajo apareada un inconveniente en su mano izquierda que no le permitió seguir en cancha –ingresó Almunia-. Tras una escapada de Messi, a los 27 lo tuvo Pedro, aunque el primer mano a mano claro recién llegó a los 32, con Villa desperdiciando una opción propicia para convertir el primero, minutos antes de que Adriano estrellara su remate en el poste derecho.

Aunque dispuso del control total de las acciones, al Barça no le fue fácil filtrar pases frente a la presencia de tantas piernas rivales, dispuestas a entorpecer cualquier intento de triangulación en el borde del área.

Un corner ejecutado por Nasri y rechazado por la defensa blaugrana a los 43 minutos fue la única aproximación cercana del cuadro londinense a las inmediaciones del arco defendido por Valdés. El primer tiempo se extinguía y al Barça le quedaba gran parte del trabajo aun por hacer, hasta que falló Cesc y entre Iniesta y Messi se encargaron de aprovecharlo.

El catalán, de vuelta a la que en su niñez fue su casa, intentó un taco en la puerta del área, Iniesta recuperó, esquivó un par de marcas rivales y asistió de forma brillante a Messi, quien sutilmente elevó la pelota por encima de Almunia y sin dejarla caer completó su extraordinaria obra introduciéndola en la red.

Obligado a alterar su formula, el Arsenal comenzó con otros bríos la segunda mitad, como si quisiera emular el fuerte carácter exhibido en aquellos minutos de furia en el Emirates.

Poco tiempo fue el que trascurrió y aunque todavía no había podido acercarse con peligro, la igualdad término llegando de la manera menos pensada, luego de un corner y un cabezazo de Busquets –primer central ante la baja por sanción de Pique- contra su propio arco.

Los papeles se alteraban y lo que los minutos posteriores avizoraban otro encuentro, en el que el Barcelona tendría que arriesgar y por consecuencia el Arsenal podría disponer de espacios al contragolpe.  Nada de esto pasó.

Amonestado y tras caer en fuera de juego, Van Persie siguió una jugada ya anulada por Busacca y fue expulsado, frenando el impulso ganado por su equipo tras el empate.

Golpeado y nuevamente en franco retroceso, el Arsenal poco pudo hacer para evitar lo que minutos después se le vino encima, un autentico vendaval de fútbol, en el que Xavi e Iniesta se trasformaron en eje, el resto acompañó como suele hacerlo y el balón se deslizó a la velocidad de un rayo –como no había pasado en la primera parte-. Los futbolistas “Gunners” ya no sirvieron ni de estorbo.

Las situaciones fueron infinitas. Villa y Alves perdieron las suyas. Hasta que a los 68 y tras una apilada excelsa de Iniesta y un toque elegante de Villa, Xavi definió con precisión ante el arquero.

Dos minutos después llegó el penal de Koscielny a Pedro, la acostumbrada frialdad de Messi -goleador del torneo con ocho tantos- para definir desde los doce pasos y la certeza de que con el 3-1 en el electrónico al conjunto de Guardiola ya no se le escaparía la eliminatoria.

Fueron tres, pero en el complemento pudieron ser muchos más. Todas las virtudes de al que ya desde hace rato gran parte de la esfera futbolística, me incluyo, considera el mejor equipo de la historia, quedaron de manifiesto. Hasta que el arbitro se llevó el silbato a la boca y decretó el final, los jugadores del Barcelona brindaron un espectáculo. Repetido, pero no por ello menos agradable para los ojos del que se precie amante del fútbol bien jugado. Fino y elegante.

Para el Arsenal, será momento de un replanteo. Para el Barça, de seguir alimentando lo que ya a esta altura es su leyenda. Wembley esta cada vez más cerca.

Además del disputado en el Camp Nou, este martes también jugaron su encuentro el Shakhtar Donetsk y la Roma -el equipo ucraniano se había impuesto por 3-2 en el Olímpico-, saldado con la victoria de los locales por 3-0. Los goles los anotaron Tomas Hubsshman, William y Eduardo. Por primera vez en su historia, el Shakhtar disputará la instancia de cuartos de final de la Uefa Champions League.