La desconfianza sigue jugando un papel importante como freno a la compra por internet: para el 70,9% de los usuarios compradores la seguridad de las transacciones debería mejorar, los usuarios no compradores desconfían de las formas de pago en un 51% y los ex compradores consideran inseguro comprar por Internet en un 33,4% de los casos.
Esta desconfianza hacia el comercio electrónico se fundamenta en tres puntos:
- La privacidad (60%), que los usuarios finales sienten amenazada en la medida en que desconocen hasta qué punto los datos personales que suministran a un servidor de comercio electrónico serán tratados de forma confidencial.
- La autenticación (56%), que inquieta a los usuarios, quienes dudan de si la persona con la que se comunican es verdaderamente quien dice ser.
- La seguridad global (56%), que preocupa a los usuarios, pues temen que la tecnología no sea suficientemente robusta para protegerles frente a ataques y apropiaciones indebidas de información confidencial, especialmente en lo que respecta a los medios de pago.
La criptografía moderna y los productos de seguridad proporcionan las soluciones a estos problemas. Otra cuestión es: ¿incorporan los servidores de comercio todas las medidas necesarias para asegurar las transacciones con el usuario? En otras palabras, la tecnológica ofrece la solución a estos retos que se presentan en la seguridad del comercio electrónico.
Por lo que parece, las verdaderas barreras para comercio electrónico no son las tecnológicas si no barreras humanas. Una vez más, el eslabón más débil de la cadena es de índole personal, no tecnológico.