Desde 1968 la compañía Electro-Harmonix, fundada en Nueva York por Mike Matthews, ha sido pionera en el desarrollo de efectos, contando hoy en día con uno de los catálogos más amplios de pedales para guitarra y bajo.
Fue en 1969 cuando Matthews junto a Bob Myer diseñaron el Big Muff Pi, un pedal descrito como “el mejor pedal de distorsión y sustain desarrollado hasta la fecha”.
Este efecto tuvo una rápida aceptación entre los músicos de la época y rápidamente se popularizó.
Hemos podido ver a Carlos Santana, David Gilmour de Pink Floyd, Alex Lifeson de Rush, Cliff Burton de Metallica, Douglas Hart de The Jesus and Mary Chain , y más tarde en los años 90 a Munky de Korn , Jack White, J Mascis de Dinosaur Jr. , The Edge de U2, Billy Corgan de Smashing Pumpkins, y un largo etcetera.
“Todos necesitamos un poco de FUZZ en la vida”
Un poco de historia
Para poder hablar de este pedal nos tenemos que remontar al origen de su sonido. El efecto de fuzz se creó a mediados de los años sesenta con la intención de emular el sonido de los amplificadores de válvulas al máximo volumen y ganancia.
Su diseño se basó en la reciente tecnología de los transistores de germanio, que supuso la gran revolución de la miniaturización de la electrónica, de ahí que este efecto fuera el primer circuito en integrarse en formato de pedal.
En 1965 llegó el primer pedal, el Maestro FuzzTone, usado por los Stones en Satisfaction, poco después aparecieron el Arbiter Fuzz Face, popularizado por Hendrix y el Vox Tone Bender, usado por los Beatles.
El Big Muff se diferenció del resto de pedales de fuzz ya que en su diseño se introdujo un circuito independiente de cuatro etapas de silicio para evitar el uso de los transistores de germanio, los que en función de la temperatura a la que se encontraran variaban su sonido y se convertían en un problema para usar en directo.Pese a la gran fama de este efecto cuando en los ochenta llegaron los procesadores digitales los fuzz cayeron en el olvido.
No fue hasta la llegada del grunge y el indie que se comenzaron a desempolvar esos viejos pedales de fuzz y bandas como Sonic Youth, Pavement, Nirvana, Smashing Pumpkins,… crearon con ellos los himnos de la década de los noventa.
Hoy en día raro es no ver en las pedaleras de guitarristas y bajistas un big muff, gente como Christopher Wolstenholme de Muse, Chris Ross (ex) de Wolfmother o Colin Greenwood de Radiohead han hecho de este efecto su sonido característico en muchos temas.
Construcción
El Bass Big Muff toma sus raíces del legendario Sovtek Big Muff Pi de los años noventa y del modelo original de los sesenta de Electro-Harmonix, el Big Muff Pi. Durante los años este pedal ha ido cambiando y mejorándose hasta alcanzar el formato que hoy conocemos.
Actualmente se presenta en una caja metálica de dimensiones reducidas, en comparación a sus versiones anteriores. Cuenta con una entrada de jack en un lateral y dos salidas en el otro, esto es una de las actualizaciones, una salida en bypass sin efecto para poder mantener la línea de nuestro instrumento y poder sacar el efecto por la otra salida a la entrada de efectos de nuestro amplificador, por ejemplo.
Controles
Esta nueva versión del pedal cuenta con los clásicos tres potenciómetros para modificar el efecto y encontrar nuestro sonido, el primero el sustain, tal y como en el Big Muff PI original, este potenciómetro ajusta la cantidad de sustain y distorsión que queremos añadir a nuestro sonido.
El segundo control es el de tono que nos permite colorear el sonido. Las frecuencias sobre las que trabaja este filtro de tono han sido escogidas para realzar el sonido del bajo al trabajar con el efecto. Y por último el tercer potenciómetro, el volumen, que ajusta el nivel de salida del pedal.
Y ahora es cuando comienzan las novedades de esta versión del Big Muff. En la parte central del pedal encontramos un switch con 3 posiciones, Bass Boost / Normal / Dry. Que nos permite sacar tres sonidos claramente diferenciados.
En primer lugar la posición normal es el sonido clásico del Big Muff Pi, en la posición Bass Boost tenemos, como bien indica el nombre, un realce en las frecuencias graves, este resulta más efectivo cuando regulamos el potenciómetro de tono en la posición de agudos, obteniendo así un sonido muy potente.
Cuando el switch se sitúa en Dry, el control de volumen no tiene efecto sobre el nivel de salida de la señal original del bajo, lo que nos permite ir añadiendo sobre la señal original la cantidad de efecto que necesitemos. Esto es muy práctico para los que nos gusta colorear levemente el sonido o añadir matices sin perder la señal original.
En esta versión contamos al apagar el pedal con true bypass, con lo que no añadiremos ningún ruido ni tendremos perdidas de señal y así poder seguir trabajando con nuestro sonido.
Sonido
El Big Muff nos ofrece un sonido crudo, agresivo, con muchísima ganancia y un sustain infinito, y que gracias al control de tono nos ofrece mucha versatilidad a la hora de buscar nuestro sonido o incluso cambiarlo rápidamente en directo.
Para conseguir su largo sustain, el Bass Big Muff Pi tiene muy alta la ganancia, con lo que para evitar ruidos excesivos y acoples debemos tener bien apantallados y aislados nuestros cables y bajos.
Conclusiones
La sensación cuando ves el pedal es que con solo tres controles será fácilmente manejable, nada más lejos de la realidad, es complicado de “domar”, rápidamente puedes pasar de sonidos con un ligero crunch a un fuzz salvaje.
Este pedal además de ser un clásico de referencia es una herramienta básica para todo bajista que quiera saturar su señal y sacar nuevos colores al bajo, desde el rock a la electrónica, lo puedes combinar con compresores, delay,… y conseguir sonidos sorprendentes. Y algo que no hemos mencionado es el precio del pedal, que te permite tener varias unidades en tu pedalera sin romperte el bolsillo.
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