La decisiva batalla de Tannenberg o Grunwald, también la denominan batalla de Zalgiris entre el ejército de los caballeros teutones y el ejército real de Polonia-Lituania, detuvo la expansión hacia Oriente de esa orden militar, hasta entonces invencible, y aseguró la independencia de Polonia-Lituania.
Datos de la batalla de Tannenberg o Grunwald
Quiénes: El ejercito de la Orden Teutónica bajo el mando de su gran maestre Ulrich von Jungingen (m. 1410) combatió al ejército real de Polonia-Lituania bajo el mando del rey Ladislao II Jogaila (1350-14).
Cómo: El ejército real de Polonia-Lituania, con auxiliares tártaros (mongoles) y rusos, aniquiló al ejército teutón, más experimentado y mejor armado.
Dónde: En una llanura herbosa poco profunda entre las aldeas prusianas orientales (mazurianas) de Tannenberg y Grunwald.
Cuándo: 15 de julio de 1410.
Por qué: El ejército real se vio sorprendido cuando todo el ejército teutón cayó sobre él antes de que estuviera preparado; sin embargo, los teutones desperdiciaron su gran oportunidad de obtener la victoria al no atacar primero.
Resultado: La victoria polacolituana detuvo la expansión de la Orden Teutónica hacia Oriente y prácticamente quebró su poder.
Antecedentes
0rden TeutónicaFundada en Acre en 1190 para defender Tierra Santa, la Orden Teutónica era una orden militar de monjes guerreros cuya reputación militar y religiosa podía compararse con la de los caballeros de San Juan o los templarios. Sin embargo, a diferencia de sus rivales, la Orden Teutónica trasladó la sede de sus actividades y cruzadas a las costas meridionales y orientales del Báltico. Los vecinos polacos, cuyo reino, antes unido, se había dividido en esta época en ducados independientes, se hallaban bajo el ataque constante de los paganos y hostiles prusianos, aunque los lituanos, que habían consolidado una enorme esfera conquistando la parte de Rusia occidental ocupada por los mongoles, se habían convertido finalmente al cristianismo y eran aliados de los polacos.
No obstante, aún quedaban los intrusos prusianos, con quienes había que enfrentarse. Carente de recursos o de voluntad para ello, el príncipe Conrado de Masovia, cuyo ducado era el más expuesto a los ataques prusianos, invitó en 1230 a la Orden Teutónica a aplastar a los prusianos. La Orden tuvo mucho gusto en complacerle, y una década más tarde la amenaza prusiana había sido eliminada, dejando solo algunos focos de resistencia. Conrado se arrepintió pronto de haber invitado a estas rapaces y codiciosos alemanes a unos territorios que Polonia consideraba como estados vasallos.
Expansión hacia Oriente
Hacia 1283 la Orden controlaba el occidente y el oriente de Prutenia o Prusia, incluso la ciudad portuaria de Danzig (hoy Gdansk), de vital importancia, único puerto y punto de contacto con Occidente que tenía Polonia. Por si esto no fuera suficiente calamidad, la Orden Teutónica se fusionó con la Orden de los Hermanos de la Espada (compuesta también por monjes guerreros alemanes), que había conquistado los estados bálticos, entre ellos el gran puerto de mar de Riga. Esta institución se convirtió en la potencia militar y política dominante de la región, y en una amenaza creciente para sus vecinos, porque su enorme estado estaba respaldado por el mejor ejército y fuerza de caballería de la región. Los polacos, los lituanos y los rusos de Novgorod se veían igualmente amenazados por los caballeros teutones. Gracias a una victoria sobre la Hermandad de la Espada en 1242 en el lago Peipus, Novgorod se había salvado. A continuación, le tocaba el turno a Polonia. La Oden, entre tanto, no solo había conquistado Prusia, sino que, durante el período de 1310-1350, había estimulado el establecimiento de colonos alemanes en 1.400 poblados en el territorio. Estaba claro que no solo tenía intención de conquistar Polonia y Lituania, sino también de colonizarlas, a pesar de que ambas naciones eran cristianas leales.
Polonia se unificó en 1320, bajo el rey Ladislao I (1320-1333). Cuando murió sin dejar herederos varones, la amenaza de la guerra civil se cernió sobre Polonia, gobernada por su hija, la reina Eduviges. No obstante, ella demostró ser una soberana inteligente y ofreció su mano en matrimonio -con el fin unificar Polonia y Lituania-, al gran duque lituano Jogaila (1350-1434), mucho mayor que ella, quien acababa de ser bautizado, oportunamente, como Ladislao.
Polonia había obtenido un gran aliado en su misión de aplastar a la Orden y de recuperar el control de Danzig y de Prusia. Lituania, con un formidable ejército, había derrotado a los mongoles y emulaba sus tácticas superlativas, su equipo y su dominio del caballo en las guerras relámpago de las estepas. En 1386 Eduviges se casó con Jogaila y se fundó la Real Comunidad de Polonia-Lituania. Cuando la Orden intentó arrebatar la provincia lituana de Samogitia al gran duque, Polonia estaba regida por Jogaila. La guerra era inevitable; Jogaila quiso que su enemigo realizara el primer movimiento.
Los ejércitos enfrentados
Tatar contra teutonesCombatir y derrotar a la Orden no era una proposición fácil para Jogaila, ya que el ejército teutón había resultado victorioso desde su aparición en la región en 1230. Su caballería pesada de jinetes armados y ataviados con sobrevestes con cruces negras, en número de unos 2.000-3.000 efectivos, era una las mejores de Europa y formaba el núcleo de una máquina militar excepcional. Disciplinados, montados, equipados, entrenados y experimentados, los caballeros teutones no tenían igual en Europa, mucho menos en la región del Báltico oriental. No obstante, con el progreso tecnológico del siglo XIV, la Orden tenía que complementar sus caballeros con mercenarios y especialistas, como arqueros ingleses, ballesteros genoveses, infantería alemana y suiza, y artillería francesa. En conjunto, este ejército constituía un enemigo peligroso y formidable.
En contraste, los polacos y los lituanos tenían un ejército medieval convencional de estilo europeo, sin especial distinción ni reputación. Como en Francia, la infantería polaca estaba formada por reclutas campesinos renuentes, mal disciplinados y motivados, que preferirían trabajar sus tierras a participar en las guerras de sus orgullosos y poco compasivos señores. Enfrentados a la superior infantería teutona, podían luchar con la acostumbrada bravura polaca o, según el humor del momento, simplemente salir corriendo ante la primera carga del enemigo. La caballería, compuesta principalmente por la orgullosa e insensatamente valerosa nobleza de Polonia, estaba bien montada, equipada y motivada. Aunque cara a cara estuvieran más que a la altura de los teutones, carecían de la experiencia y la disciplina de los monjes soldados.
En contraste, la hueste lituana tenía un aspecto, un equipamiento y unas tácticas más asiáticos que europeos, porque habían peleado durante siglos con los mongoles ocupantes de Rusia. En consecuencia, tenían gran confianza en las escaramuzas, maniobras y movilidad con fuerzas de caballería ligera y mediana, más que en una colisión frontal con caballería pesada e infantería en masa. Si estos guerreros se enfrentaban con los teutones en una batalla campal abierta en un espacio confinado (como habían de hacer en Tannenberg) era dudoso que pudieran mantenerse firmes.
La campaña
En diciembre de 1409, se reunieron en Brest-Litovsk Jogaila, los comandantes polacos y su primo, el duque Vytautas, virrey de Lituania; acordaron combinar sus ejércitos en Czerwinsk, donde se podía crujir sin peligro la barrera del río Vístula. Desde allí, invadir Prusia y, con un poco de suerte, derrotar a la Orden en su propio terreno. Entre tanto, Jogaila obtuvo la neutralidad de los caballeros livonios de la Orden, mientras que el rey de Hungría, quien había firmado una alianza con los caballeros teutones, aseguró a los polacos que no respaldaría a sus recientes aliados. Así, la (Comunidad no tenía razón alguna para temer un ataque de distracción sobre sus extensas fronteras meridional y nororiental, lo cual le daba libertad para concentrar su potencia militar contra los teutones.
Para mantener alerta al ejército de la Orden (disperso a lo largo de la frontera), Jogaila ordenó ofensivas de distracción contra Pomerania y Memel. Entre tanto, utilizando un puente de pontones de 600 m de longitud sobre el Vístula, los polacos y los lituanos se habían reunido en la cabeza de puente de Czerwinsk el 30 de junio. Marcharon hacia el norte el 2 de julio. Ulrich von Jungingen, gran maestre de la Orden Teutónica, que subestimaba a su enemigo, y especialmente su capacidad técnica, ¡no podía creer que los «primitivos» polacos
y lituanos fueran capaces de construir puentes de pontones! Su prepotencia había de costarle la vida, y también Ia existencia y reputación de su ejército. En apenas ocho días, el ejército real había cubierto 90 km -una velocidad de avance fenomenal para un ejército medieval- y bahía cruzado ya la frontera prusiana el 2 de julio de 1410. Ulrich, de nuevo sorprendido, se vio obligado a concentrar su disperso ejército en Kurzetnik, donde, el 3 de julio, se presentó el ejército de Jogaila. Los dos ejércitos estaban ahora listos para la batalla.
Disposiciones
Ulrich construyó una serie de puentes a través del río Drewenz para que su ejército cruzara a la ribera oriental, donde el campo de batalla formaba aproximadamente un triángulo entre tres aldeas prusianas: Tannenberg, Grunwald y Ludwigsdorf. El campo de batalla, parcialmente boscoso y áspero, tenía la forma de un plato sopero poco profundo, de 3 km de diámetro.
El ejército combinado de Jogaila contaba con 10.000-20.000 efectivos de infantería y hasta 40.000 de caballería (entre ellos auxiliares tártaros), mientras que el gran maestre tenía 21.000 hombres de caballería y apenas 6.000 de infantería. El campamento del ejército real estaba situado a unos 7 km al este de Grünwald, en el lago Lubien, mientras que el ejército de la Orden había cruzado el río y se hallaba en el campo. Al amanecer del 15 de julio, un caballero y explorador polaco, Hanko, entró en el campamento e informó a Jogaila que el enemigo estaba ya desplegado para la batalla. Ulrich había tomado por sorpresa al enemigo, que adoptaba su formación lentamente, y debería haber atacado inmediatamente con toda energía y determinación. En cambio, Ulrich ordenó a sus hombres que cavaran zanjas y formasen el ejército en dos líneas. Decisión equivocada, ya que tenía ahí terreno abierto con buena visibilidad, muy apropiado para un ataque en masa de la caballería, ascendiendo por las laderas de la colina que conducía al lago Lubien y al campamento del ejército real.
La batalla de Tannenberg o Grunwald
Ulrich quería que el primer movimiento lo realizara el enemigo, quien, especialmente el cauteloso y sagaz Jogaila, era reticente a actuar. A medida que pasaban las horas de la mañana y sus hombres empezaban a impacientarse, Ulrich decidió incitar a los «cobardes» polacos y lituanos a la acción. Envió al duque Casimiro de Stettin (Szczeczin), cuyo escudo llevaba el águila negra sobre fondo dorado (símbolo del sacro emperador romano), y al heraldo imperial a reprender a Jogaila por no pelear como un hombre. Jogaila con la esperanza de negociar un acuerdo pacífico, recibió educadamente a los dos caballeros, quienes, sin embargo, le dijeron groseramente que su ejército debía salir a luchar como hombres en el campo de batalla. Jogaila no se mordió la lengua, diciendo a los dos arrogantes caballeros que se arrepentirían de sus insultos en unas pocas horas y que ellos, como el gran maestre iban a salir peor parados de lo que esperaban. Dio la señal a Vyrautas para que comenzara la batalla.
Los polacos avanzaron con buen orden por la izquierda mientras los lituanos, los rusos y los tártaros no pudieron contenerse y se arrojaron contra los alemanes, que se plegaron bajo el asalto. Los caballeros teutones contraatacaron, matando al enemigo, y el ejército lituano empezó a vacilar y a retroceder mientras los tártaros (huyendo o simulando una retirada) se pusieron fuera de su alcance. Solo los regimientos centrales de Vytautas mantuvieron la línea, y este se vio obligado a rogar en persona a su primo que le guardara el flanco.
Jogaila envió a sus últimas reservas, que detuvieron el avance teutón, pero cuando se disipó la polvareda, Ulrich observó lo expuesto que estaba el rey polaco en una pequeña colina en el campo de batalla y envió una pequeña fuerza para matar o capturar a Jogaila. El intento de asesinato fracasó porque algunos caballeros polacas vigilantes vieron lo que ocurría y se desplazaron para interceptar a los teutones. Vytautas aprovechó este tiempo para reagrupar a sus hombres, quienes dieron la vuelta y cabalgaron de regreso al centro del campo de batalla, cogiendo desprevenidos a los teutones. Los polacos, que habían mantenido su línea, obligaron a retroceder a los caballeros teutones y los rodearon. Ulrich, testarudo, orgulloso pero valiente, decidió, como sus hombres, aguantar y pelear donde estaba, y como consecuencia todos fueron aplastados. Pocos quedaban con vida cuando finalmente concluyó la batalla a las 19:00 en la aldea de Grünwald. Unos 14.000 caballeros y soldados de la Orden habían sido hechos prisioneros mientras que el resto (18.000) yacían dispersos, muertos o moribundos en el polvoriento campo de batalla.
Secuelas
En lugar de marchar hacia la capital de la Orden Teutónica, Marienburg, que estaba al oeste, el agotado ejército polaco-lituano permaneció en el campo de batalla para repartirse el botín, descansar y recuperarse. Cuando estuvo dispuesto para la marcha sobre Marienburg, ocupada por el conde Heinrich von Plauen y 3.000 soldados, era demasiado tarde. Este inmenso complejo fortificado, con murallas de piedra de 8 m de altura y 2 m de espesor, y amplias reservas de alimentos y agua, resultó ser inexpugnable. El ejército victorioso de Jogaila llegó el 25 de julio, aunque no consiguió ningún avance durante un asedio de dos meses. La guerra había de continuar durante años y la Orden se recuperaría finalmente.
Escrito por Historia Universal