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Batalla del Puente de Alcolea de 1868

Publicado el 02 febrero 2024 por Rmartin
Batalla del Puente de Alcolea de 1868

La batalla del puente de Alcolea tuvo lugar el 28 de septiembre de 1868 y en ella se enfrentaron los militares sublevados contra la reina Isabel II y las tropas que se mantenían fieles. Tuvo lugar en el puente sobre el río Guadalquivir, en la localidad cordobesa de Alcolea, y supuso la derrota de las tropas realistas, lo que significó el final del su reinado, teniendo que marchar al exilio en Francia. En esta situación estalló la Revolución 1868 (La Gloriosa). Los sublevados difunden un manifiesto: "España con honra", exponiendo las razones del levantamiento. En el manifiesto se pedía que tras exiliarse la reina se formalizara un nuevo gobierno sin exclusión de partidos.

Prim se unió a Topete y juntos controlaron Cádiz, buscando a continuación el apoyo en ciudades como Sevilla, Córdoba, Barcelona o Huelva. Se formaron Juntas Provinciales para movilizar a la población mediante diversas promesas. En las ciudades, las Juntas revolucionarias, compuestas por demócratas y progresistas, se hicieron con el poder.

Los combates

Los generales Prim y Topete encabezaron la insurrección contra la reina Isabel II y se pusieron en marcha hacia la capital. A su encuentro salieron las tropas realistas del general Pavía, que avanzaron hasta llegar a Andalucía.

El ejército realista estaba compuesto por dos divisiones de infantería, una división de caballería, una brigada de artillería con 32 cañones de campaña, una brigada de vanguardia y algunas unidades auxiliares menores, con un total aproximado de 10.000 hombres. Las fuerzas que se les enfrentaron, bajo el mando del general Serranoera de tamaño similar, aunque con menos artillería. Se estima que, entre ambos ejércitos participaron en la batalla unos 18.000 hombres, 2.000 caballos y 60 piezas de artillería.

Pavía se desplegó en dos columnas, una por la carretera que corría a lo largo de la margen derecha del Guadalquivir para llegar por la espalda del puente —defendido por las tropas del general Serrano—, a la localidad de Alcolea; mientras la otra columna realista avanzó por lo que, en la actualidad, es la antigua carretera nacional IV, desde la estación de El Carpio, Las Cumbres, la estación de Los Cansinos y la Vega de Alcolea, para llegar de frente al puente.

El 28 de septiembre de 1868 ambos ejércitos se encontraron. Novaliches realizó un ataque frontal que fue contenido por las tropas de Serrano. Era necesario evitar la desmoralización de sus tropas, por lo que Novaliches, decidió acudir hasta la vanguardia, donde fue herido de gravedad, en la cara. Por lo que el general de estado mayor Jiménez de Sandoval tomó el mando. Al anochecer, ordenó la retirada de sus tropas y comenzó a entablar negociaciones. Como resultado de los combates, hubo unas mil bajas entre muertos y heridos. Los restos del Ejército realista se retiraron hacia el norte. La implicación de Pavía, marqués de Novaliches en la batalla siendo herido en la barbilla le hizo ser objeto de mofa con la siguiente canción:

El general Novaliches

en Córdoba quiso entrar

y en el puente de Alcolea

le volaron las quijás

Las noticias de la batalla llegaron a Madrid, aunque la corte y la reina se encontraban en San Sebastián. El Gobierno en pleno dimitió y la reina, cogió el camino del exilio a Francia. Como resultado de la revolución, dio inicio al nuevo Sexenio Democrático. Entre las distintas posibilidades de gobierno, se impuso Prim, y su sector progresista. A éstos se añadieron los unionistas, con Serrano, que fue nombrado jefe del gobierno provisional mientras se formaban las Cortes constituyentes. Otra consecuencia de la Batalla y el periodo revolucionario que le siguió fue que surgiese, de nuevo, como fuerza contrarrevolucionaria, el carlismo, que afirmó que en Alcolea se había roto el Convenio de Vergara. De hecho, muchos militares que combatirían a favor de Carlos VII, en la tercera guerra carlista, lo habían hecho antes en la batalla del puente Alcolea por Isabel II a las órdenes del marqués de Novaliches.

Ramón Martín



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