La realización de fiestas y celebraciones con cualquier excusa es algo muy humano. No creo que haga falta apelar a que existan estos ritos de paso en otras sociedades presentes o a que existieran en épocas anteriores al cristianismo en la nuestra (¿era nuestra la sociedad de hace casi 2000 años?). Basta con que hoy en día, en nuestra sociedad, a la gente le gusta mucho celebrar bautizos, comuniones, matrimonios, cumpleaños, etc. Aunque algunas de estas cosas estén organizadas en torno a un evento religioso, muchos (¿la mayoría?) disfrutan y se apuntan a ellos igualmente aunque no participen de la idea religiosa. Mantener la celebración sin esa parte religiosa solo abunda en eliminar la religión de las actividades sociales en la que solo se mantiene por inercia y en ofrecer una alternativa a mucha gente que quiere la celebración, pero no la parte religiosa.
El que el bautizo laico (incluso si se llama así, bautizo) tenga el precedente del bautizo religioso me parece irrelevante, y con el tiempo se lo parecerá a todo el mundo (si es que cuaja la idea). Intentar que el sentido actual de una celebración tenga que ver con el sentido que tenía anteriormente, o basar las opiniones sobre esa celebración en aquella de donde viene, me parece tan poco útil como buscar el significado de las palabras en la etimología. Es un ejercicio de gran interés histórico y de curiosidad malsana (a mí me encanta la etimología), pero no sirve para saber qué queremos decir cuando hablamos el lenguaje de hoy.
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