Beasts of No Nation es probablemente la mejor película de 2015. Su mensaje es demoledor. Nos dice
que el Apocalipsis ya ha ocurrido, solo que todavía no ha llegado a nuestro país. Que consumimos ficciones en la comodidad de nuestros hogares sobre el fin del mundo -como The Walking Dead- mientras en países "lejanos" se vive ya en condiciones postapocalípticas. Y deberíamos prestar atención.La película de Cary Joji Fukunaga -le conoceréis sobre todo por su trabajo en la primera temporada de True Detective- presenta un Apocalipsis real, actual, cuyas sombras aparecen de vez en cuando en las noticias. La historia está situada en una guerra civil africana -no hace falta especificar una nación- en la que un niño, Agu, acaba participando involuntariamente. El personaje principal es el Comandante, interpretado por un inmenso Idris Elba que puede mirarse cara a cara con el Marlon Brando de Apocalipsis Now (Francis Ford Coppola, 1979). Demuestra Fukunaga una capacidad similar a la de Coppola para mostrarnos el horror de la guerra y al mismo tiempo fabricar imágenes de gran belleza. Hay además en su película una hermosa forma de plasmar la naturaleza que recuerda al Terrence Malik de La delgada línea roja (1998): aquí también está muy presente la idea de un paraíso perdido. Ese edén violentado es sin duda la infancia de Agu, interpretado por un actor bestial que se llama Abraham Attah. La tesis de la película, creo, es la de que no somos buenos, ni malos, sino víctimas de las circunstancias en las que hemos tenido que vivir.
Como el inolvidable Edmund de Alemania, año cero (Roberto Rossellini, 1948), el pequeño Agu debe experimentar un sufrimiento inenarrable durante esta historia. Por eso, su discurso final es una lección de humanidad con la que es imposible no emocionarse. Cuando vi a Agu por última vez, no pude evitar pensar en el Antoine Doinel de Los 400 golpes (François Truffaut, 1959). Ambos son ya historia del cine. Lo que me hace pensar que el Apocalipsis nos está alcanzando: la película del año no se ha estrenado en cines en España. Eso sí, podéis -debéis- verla en Netflix