Revista Cultura y Ocio

Bebés: la aventura de caminar (I)

Por Lachicadelblog
Imaginemos la siguiente escena: un bebé de apenas dos meses tumbado en su cuna bajo la atenta mirada de unos padres orgullos. El niño patalea, mueve piernas y brazos aparentemente sin control ni conciencia. Responde en definitiva a los estímulos de los padres. Todos esos movimientos forman parte de la aventura que todo bebé vive para aprender a caminar.
Primer paso: control del movimiento de las piernas
Poco a poco, con la estimulación adecuada, nuestro bebé adquiere conciencia del movimiento de sus piernas con un fin específico. Por ejemplo, mover unos aros que están a su alcance. Esto es, su cerebro comienza a relacionar los movimientos de sus piernas con los movimientos del juguete. El pataleo es un sano ejercicio de fortalecimiento muscular que le ayudará en su desarrollo motriz.
¿Pueden los niños en los primeros seis meses mantenerse sobre las piernas y simular caminar? Sí. Es lo que se conoce como reflejo de caminar. El niño, con la sujeción y la seguridad de los brazos del padre o del educador infantil, hace el juego talón-punta, primero una pierna y después la otra. Si sus músculos tienen  la fuerza y el desarrollo necesarios, parecerá que el bebé camina a tan temprana edad.
En el caso de que no haya fortalecido los músculos implicados en el proceso de caminar, podremos apreciar y/o ayudarlo a fortalecer los músculos, sumergiendo sus piernas en agua. El agua ayuda a que el bebé mueva adecuadamente las piernas y trabaje la asociación de movimientos necesarios para caminar. Estos movimientos se han almacenado ya en su cerebro.
Esos primeros pataleos forman parte del entrenamiento de los músculos de las piernas y las caderas, punto inicial de la aventura de caminar junto con el fortalecimiento de los músculos de la espalda y el cuello que veremos en el siguiente post de la serie.


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