Vladimir: ¡Qué! ¿Nos vamos?
Estragon: Sí, vámonos.
No se mueven.
Lo deseable es una voz que se vaya perdiendo.
Empequeñecer, desaparecer.
Romperse para no traicionar la propia insignificancia.
El desconcierto es el lenguaje que horada las tinieblas.
La inacción vence a la vanidad del arte.
Cada renuncia constata el triunfo del fracaso.