Revista Opinión
Inmersa también en la moneda única, Bélgica ha logrado evadir el temporal financiero sin tener un gobierno de facto durante algo más de año y medio. Su crisis era no tener gobierno, debido a las disputas regionales. Lo que sí resulta paradójico es que el corazón geográfico de Europa sin tener un gobierno estable, fuera capaz de librarse del huracán bursátil. Mientras, en Europa se alentaba a gobiernos fuertes para aquellos países con problemas con el fin de que proyectaran confianza en los mercados internacionales. Y Bélgica no ha estado exenta de problemas – un rescate de 4.000 millones al banco Dexia–.Bélgica ha capeado la crisis con la ausencia de un gobierno estable y de las recetas que Europa consideraba necesarias para no entrar en recesión económica. Sin fijar unos presupuestos estatales anuales y con disputas políticas entre las comunidades flamencas y francófonas y el distrito de Bruselas. Las negociaciones políticas han tenido como telón de fondo la reforma de todo el modelo de país: el conflicto por el distrito electoral y judicial de Bruselas-Halle-Vilvoorde, una mayor descentralización, el modo de celebración de las elecciones y la cuestión institucional de la reforma del senado. Tras el bloqueo inicial en los presupuestos y el rechazo del rey Alberto II a aceptar la dimisión del presidente, Elio Di Rupo, parece que los seis partidos han llegado a un acuerdo presupuestario para los próximos años que busca el equilibrio económico en 2015. Los ajustes serán duros para disminuir una deuda pública del 97% de su PIB.Este acuerdo político tiene su causa en la inestabilidad económica auspiciada por el aumento de la prima de riesgo belga (hasta los 360 puntos) y la rebaja de su nota de solvencia de AA+ a AA con perspectiva negativa por parte de la agencia de calificación Standard & Poor´s. La presión de los mercados ha provocado la razón política de un acuerdo que pone fin a más de año y medio de travesía. Sin embargo, en dicho acuerdo, donde participaron ocho formaciones políticas, el partido independentista flamenco N-VA, que fue el más votado en las elecciones de Junio de 2010, se abstuvo de participar. Por tanto, sigue abierta una futurible ruptura del país en dos comunidades, la valona y la flamenca, históricamente enfrentadas. El infarto puede producirse en pleno corazón europeo.