“La música es el vapor del arte. Es a la poesía como el sueño al pensamiento, como el fluido al líquido, como el océano de las nubes es al océano de las ondas. Es el indefinido del infinito.” (Víctor Hugo)Todos sabemos, o creemos saber, que es la música. Algo cotidiano, algo que vive de continuo con nosotros y que muchos llevamos dentro. La música es algo tan nuestro, tan real, que si de pronto dejase de sonar y nunca más volviéramos a escuchar melodía alguna, muy posiblemente acabaría provocándonos alteraciones físicas y psicológicas.
¿Cuántas veces no te has sorprendido tarareando una canción en un momento de nerviosismo? ¿Cuántas personas soportan mejor la soledad acompañadas de una radio?...
¿Es esto musicoterapia?
Depresión, ansiedad, Alzheimer, autismo…, a camino entre la música y la terapia, la musicoterapia se ha revelado como un método válido para ayudar a quienes padecen alguna de estas enfermedades, pues se ha demostrado que provoca en la persona cambios fisiológicos, emocionales, mentales, intrapersonales e interpersonales.
¿Cómo logra la musicoterapia tales efectos?... muy sencillo, valiéndose de la gran capacidad transformadora y curativa de la música aplicada en un entorno terapéutico.
Las diversas investigaciones realizadas sobre el tema ha demostrado que el desarrollo de actividades musicales con pacientes de Alzheimer, logra que estos aumenten su capacidad de atención, mejorando al mismo tiempo su estado de ánimo y logrando el descenso de comportamientos menos deseados como la agitación o el deambular errático.
¿Cómo interactúa la música en nuestro cerebro? Sabemos que ambos hemisferios cerebrales se activan de manera simultánea a la hora de responder a la música: al escuchar una melodía, el cerebro percibe los tonos de la misma, procesa su secuencia, y une esa secuencia para determinar si es o no una melodía familiar. La melodía puede activar otras conexiones dentro del cerebro relacionadas con la memoria, recuperando recuerdos de personas, lugares y eventos significativos de nuestra biografía. Estas asociaciones pueden, a su vez, evocar emociones.
Trabajar actividades de musicoterapia con enfermos de Alzheimer puede ayudarnos a facilitar la comunicación ya que tras una sesión de musicoterapia las personas con desorientación presentan mayor lucidez y contacto ocular.
A la hora de seleccionar el tipo de canciones a emplear en las sesiones de musicoterapia deberemos tener en cuenta la fase en al que se encuentra el enfermo. Para aquellas personas en fase leve, es recomendable el uso de canciones con reminiscencia, es decir, canciones que puedan evocar recuerdos de acontecimientos o experiencias pasadas (boleros, coplas, canciones populares, …). En la fase media, tanto el ritmo como cantar puede ser útil para mitigar la agitación del paciente. En las últimas fases de la demencia, raramente tienen fuerza para cantar canciones, aunque todavía responden al ritmo golpeando pequeños tambores de mano.
Os recomiendo un libro de fácil lectura que os puede ser de gran utilidad para introduciros en el tema: CAUDET YARZA, FRANCISCO (2003) CUADERNOS ALTERNATIVOS: MUSICOTERAPIA. Ed Astrid. Barcelona.
Mi experiencia profesional con la musicoterapia ha sido muy productiva, y vosotros… ¿Habéis tenido algún contacto con esta terapia?
Autor: Yolanda Muñoz