Revista Maternidad

Beneficios de los campamentos de verano

Por Bebemon

La rutina diaria nos agota a todos, grandes y pequeños. Necesitamos espacios de relajación y de realización de nuevos retos en un entorno natural, fuera de las cuatro paredes que tan bien conocemos de nuestras viviendas.

En el caso de los niños, el fin del curso escolar y el inicio de los campamentos de verano son la excusa perfecta para encontrarse consigo mismos, abrirse socialmente a nuevas amistades y aprender obligaciones y comportamientos que les vienen dados por personas que no son sus padres. ¡Y ojo, personas jóvenes, divertidas, con un positivismo innato, que se vuelcan en procurar lo mejor para los pequeños pero que al mismo tiempo exigen a estos unos quehaceres diarios!

Beneficios de los campamentos de verano

Foto tomada en 2008/ Saritarobinson / Más info

Los monitores:

Son uno de los puntos fuertes de los campamentos y colonias. Deben ser modelo de conducta para los pequeños. Llenos de energía para no quedar agotados por la desbordante chiquillería, capaces de organizar y de mantener lo planificado, optimistas, atentos a todo lo que pasa, lo suficientemente psicólogos para llevar al grupo y saber tratar las individualidades, entretenidos para que los niños no se aburran, responsables para evitar cualquier tipo de riesgo, con conocimientos de primeros auxilios… ¿Qué padre es capaz de afirmar que cumple con todo eso?

Los amigos:

Desplazados de sus entornos habituales, los niños aprenden a hacer nuevas amistades y a convivir con decenas de otros niños. El rol familiar básico queda sustituido por el comunitario en el que todos los participantes deben ayudar para mantener el orden y el control del entorno. Esto crea compañerismo y sinergias. Se potencia el trabajo en equipo y el sentimiento de comunidad.

Es habitual desarrollar actividades tales como juegos de pistas, competiciones deportivas, creación de obras de teatro… que favorecen constantemente el intercambio de ideas y las estrategias a nivel de grupo. Se estimula también la imaginación. Al fin y al cabo, las reuniones de “brainstorming” de las empresas no son mucho más que eso: ideas colectivas que se van depurando hasta dar lugar a una obra final.

La diversidad de niños da lugar también a la convivencia con otras culturas o con otros problemas. Religiones o formas de pensar distintas, capas sociales, discapacidades físicas o mentales… El temor de los niños a “lo distinto” se convierte aquí en cercanía y en posibilidad de preguntar, de interesarse, de empatizar con los que no son como ellos.

La naturaleza:

Ya sean campamentos en una casa rural, o tiendas de campaña, o simplemente la asistencia diaria a una escuela o centro social del municipio donde vive el niño, en la que se desarrollen actividades de verano… una de las cosas que no falta nunca es la naturaleza.

La rutina enclaustra a los niños en sus casas, pegados a los últimos gadgets tecnológicos. En el extremo contrario, los campamentos fomentan las excursiones, los deportes en grandes espacios abiertos, la observación del entorno natural en forma de recogida de piedras, cortezas, plumas… Y se inculcan hábitos como mantener limpio este entorno o incluso mejorarlo (formando un paso con rocas sobre un riachuelo, por ejemplo).

Cualquier adulto que haya asistido de niño a unos campamentos sabe que algunos de esos momentos de contacto con la naturaleza se repetirán pocas veces en la vida. Contemplar las estrellas sin tener nada más que hacer, escuchar un relato de miedo a la luz de una hoguera, jugar al eco en lo alto de algún monte, caminar unos kilómetros que se hacen eternos con la mochila a la espalda hasta llegar a algún remanso de paz…

El aprendizaje:

La vida no se compone de matemáticas, ciencias de la naturaleza, sucesos de la Historia y análisis de textos. Son importantes, sí, pero hay otras facetas que se descuidan en las escuelas.

Los niños en los campamentos aprenden canciones, participan en talleres manuales, superan retos físicos (descenso en tirolina, competiciones), cooperan o lideran grupos, superan miedos y aprenden valores. No está mal esta otra “escuela”. Y sin las connotaciones negativas que la sociedad ha ido dando a la enseñanza tradicional: estática, aburrida, de contenidos y no de ingenio…

Resumiendo: Experiencias y valores concentrados en pocos días que pueden marcar, muchas veces inconscientemente, toda la vida. ¿No es una buena inversión?

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