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Franklin tenía veintidós años cuando comenzó a hacer negocios con Meredith. No tenían capital, y de hecho estaban endeudados por parte de sus pertenencias. Meredith demostró no solo que era incompetente, sino que también bebía mucho; de modo que Franklin, aceptando la bondad de dos amigos que le prestaron el dinero, pronto compró a su compañero y condujo la tienda solo. Prosperó constantemente, y en veinte años pudo retirarse de los negocios activos. Desde el principio, los amigos acudieron en su ayuda: a través de un miembro del Junto obtuvo la impresión de los cuáqueros; con su cuidadoso trabajo, se apartó del viejo Bradford la imprenta pública para la Asamblea; contrató asistentes, y antes de muchos años era la imprenta más importante de las colonias. Además de su oficio habitual, era encuadernador, vendía libros y papelería, y repartido en jabón y cualquier otra mercancía que sea útil. La descripción de su ahorro debemos dar en sus propias palabras: LEER MÁS »