A finales de 2013, los jóvenes cineastas franceses Benjamin Renner y Patrick Imbert, entusiasmaron a propios y extraños con su maravillosa opera prima "Ernest & Célestine". Una cinta de animación que nos relataba la entrañable historia de un gran oso y una pequeña ratoncita que se hacen grandes amigos en circunstancias un tanto extrañas... La nominación a los premios Oscar los puso en el radar cinematográfico... y ahora, cinco años después, vuelven con otra maravilla animada: "El malvado zorro feroz".Benjamin Renner, codirector y autor del cómic en la que se basa, nos habla largo y tendido sobre su segundo filme tras las cámaras, a través de una entrevista proporcionada por la distribuidora Sherlock Films:
EL MALVADO ZORRO FEROZ es la adaptación cinematográfica de su cómic. ¿Cómo se le ocurrió dar vida a estos personajes y a este universo?
Se trata de un comic que creé en varios estadios durante un largo periodo de tiempo. He tenido un lápiz en la mano desde temprana edad; a menudo dibujaba pequeños personajes para los miembros de mi familia. En cada cumpleaños o Navidad, cuando no tenía dinero para comprarles regalos o no sabía qué querían, les regalaba un cómic personalizado. Los personajes habituales eran pequeños animales de granja, particularmente un conejo y un pato, que en cada ocasión contaban al destinatario del cómic una historia curiosa que explicaba por qué, una vez más, ¡no recibirían un regalo! Según creo recordar, se me ocurrieron esos personajes cuando contaba diez o doce años, y seguí desarrollando aquel universo para mi familia hasta que, muchos años después, escribí “Un bebé que entregar” para explicar a mi hermano cómo vendría su bebé al mundo. Por supuesto, por aquel entonces él ya estaba informado de que aquello ¡ocurría sin la ayuda de una cigüeña! (risas)
Y la adaptación de esa historia es una de las partes de la película…
Sí. Ahí está la misma cigüeña ebria que confía el bebé a esos personajes porque es demasiado perezosa para entregarlo ella misma. Construí ese universo poco a poco para mi familia, desarrollé esos personajes, y conté otras pequeñas aventuras. En mi infancia, me imbuí del ambiente de “Las fábulas de La Fontaine”, y de “Los cuentos del gato encaramado”, de Marcel Aymé: historias antropomórficas en las que los animales encarnan personajes humanos en función de la apariencia. También en mis historias sentimos que el cerdito sería feliz y amigable, el pato un gruñón, y el conejo un caprichoso y un tanto irresponsable. Me encanta jugar con todo eso para abordar aspectos humanos de un modo divertido que sea accesible para todo el mundo.
¿De dónde procede la idea para EL MALVADO ZORRO FEROZ?
Comencé a imaginar la historia cuando era pequeño. Mi padre me llevó a visitar una granja equipada con una incubadora llena de huevos de gallina. Cuando el granjero nos dijo que éstos estaban a punto de romper el cascarón, quise permanecer allá para ver qué pasaba. Mi padre no tenía intención de esperar durante mucho tiempo, así que con miras a convencerme que marcháramos me dijo que si yo era lo primero que veían aquellos pollitos, creerían que yo era su madre, y que en tal caso debería educarlos y cuidarlos durante mucho tiempo. Con seis años y medio, no estaba preparado para ser una madre soltera, porque todavía tenía que vivir cosas primero… (risas) Me avine a marchar para eludir esas responsabilidades agobiantes, pero esta anécdota se quedó en mi cabeza junto con una pregunta candente: “Si súbitamente me viera como madre adoptiva de pollitos, ¿tendría que educarlos para que se comportaran como humanos o como pollos?” Aquel concepto siguió desarrollándose en mi cabeza, y entonces, más tarde, se me ocurrió que la situación sería más divertida si fuera un zorro el que tuviera que criar aquellos pollitos. Después de acabar Ernest y Célestine, quise desarrollar la idea y regresé a aquellos pequeños personajes y a la granja de mi cómic.
¿Cómo colaboró con el guionista Jean Regnaud para la adaptación de las tres historias que constituyen El malvado zorro feroz? ¿Cuáles son las principales diferencias entre el guión y las historias del cómic, y qué nuevos elementos ha creado?
Cuando comencé a trabajar en el guión, constaté que adaptar mi propio cómic era un ejercicio realmente difícil, pues se tiende a perder objetividad. Es mejor disponer de una perspectiva exterior, la distancia que otro guionista pueda tener. Por ejemplo, creímos que algunos chistes funcionarían igual cuando se animaran, pero no tenía por qué ser necesariamente así. Algo que funciona de maravilla en una serie de dibujos no siempre funciona en la animación.
También ha modificado los diálogos…
Sí, porque el cómic es muy parlanchín… Cuando quise preservar ciertos chistes, me di cuenta de que mientras se leían rápidamente en un cómic, se precisaba más tiempo y espacio cuando el texto lo dice un actor insertado en una secuencia animada. Eso puede incluso crear inestabilidades en la estructura global de la película. Jean Regnaud estaba allí para ayudarme con este aspecto. Me guió con su perspectiva externa, y no dudaba en decirme “Justo ahí no funciona muy bien”, o “Ahí sí funciona”. Me ayudó a encontrar nuevos chistes, nuevas ideas, y especialmente a concentrarme en la estructura de base del cómic para rehacer un modo de narración entorno a aquello adaptado a la animación. Este proceso nos ha hecho plantearnos preguntas particularmente en lo referido a concreciones para con ciertos personajes que no estaban claramente definidos. Por ejemplo, en el cómic, los pollitos son tres pequeñas bolas blancas sin personalidad alguna, pero en la película sabíamos que se convertirían en entidades importantes porque les íbamos a permitir expresarse más al darles voces. Así, dimos a cada pollito una personalidad distinta, y cuando me vi frente a los jóvenes actores durante el registro de voces, estaba preparado para decirles: “Tu, tu eres más bien tímido; tu, tu rebosas energía; y tu, tu eres el bello”. Esta preparación más bien larga acabó siendo muy agradable y me enseñó mucho acerca del proceso de adaptar un cómic a película, y acerca de cómo llevar a guión una de mis propias historias.
¿Usó primero el método de rodar los storyboards para juzgar el impacto de cada escena y el ritmo general de la narrativa?
Así es, me aferré a él sin titubeo. Dado que el cómic ya estaba hecho, pensé que podía servir como referencia, y comencé inmediatamente a dibujar una continuidad gráfica del ritmo de los personajes sin pasar por la fase intermedia de los típicos storyboards. Para ello, también preparé bocetos para ver lo que estaba acometiendo antes de conferir un ritmo a todo eso. Patrick Imbert y yo a menudo trabajábamos estableciendo los problemas de tempo. La historia que dirigí, El gran zorro malvado, se basa un poco menos en el humor visual y el slapstick que los dos dirigidos por Patrick: Un bebé que entregar y Las Navidades perfectas, que se apoyan en situaciones cómicas casi al estilo Tex Avery, en las que la vivacidad de la acción es muy importante. Verificábamos un gag inmediatamente para ver si funcionaba el ritmo, y si ése era el caso, preparábamos la animación. Si no funcionaba, teníamos que hallar otra idea cómica.
Así que el cómic servía como guía, y usted rápidamente lo trasponía en animatic para comprobar qué cosas debían cortarse, y en dónde había que buscar ideas nuevas…
Así es. Era un proceso muy rápido, porque los bocetos se acababan e iban ante la cámara rápidamente para poder ver cada resultado nuevo.
La calidad de su adaptación gráfica en las ilustraciones de Gabrielle Vincent fueron muy positivas para Ernest y Célestine. Aquí, usted adapta sus dibujos de cómic tan espontáneos a la animación. Para el público, esta renderización tan natural y vivaz parece provenir directamente de su lápiz, pero en realidad es la culminación de un gran trabajo de equipo…
En mis cómics, siempre he favorecido la expresividad, la comedia, el humor y el ritmo, con asunción de un aspecto espontáneo y áspero. Casi como el dibujo de Jean-Marc Reiser, algo ultraexpresivo en tan sólo unos pocos trazos. Para mí, es como escribir palabras tan rápidamente como los bocetos se vierten al papel. En lugar de escribir “el zorro parece perplejo”, lo dibujo. Pero aunque el dibujo sea simple, no es fácil explicar cómo funciona cuando te encuentras ante los animadores, porque consiste en códigos gráficos muy personales.
¿Cómo cuáles?
Bueno, los personajes siempre se dibujan en tres cuartos, nunca miran completamente de frente ni completamente de perfil. Los hocicos siempre se posicionan de ese modo, incluso cuando dos personajes hablan mirándose y debieran representarse de perfil. Esa es una de las pequeñas particularidades gráficamente ilógicas que deben explicarse a cada animador. Esa es la razón por la que supervisé toda la película, para definir las posiciones de los personajes y guiar a los animadores, para que pudieran sentirse más cómodos expresándose ellos mismos.
También dibujó personalmente las fichas de los personajes…
Efectivamente. Pero también intervine, después de que se dibujara el storyboard, para ayudar a los animadores en los planos que se les confiaban. Dibujé las posiciones de inicio, mitad y final de cada plano, así ellos sabían dónde comenzar y adónde acabar en tanto conferían a los personajes la apariencia querida. Aprender a animar un personaje desde una fichas es un largo proceso. Es imposible ir a trabajar en una película y triunfar en el dibujo de personajes de inmediato… El animador debe pasar, asesorado, por una fase de aprendizaje.
El malvado zorro feroz se animó en París en un estudio creado para esta producción. ¿Podría hablarme un poco de ello y explicarnos cómo trabajó con su equipo artístico?
Tras Ernest y Célestine, quería optimizar el trabajo que se había hecho para la película porque habíamos desarrollado una técnica en la dirección artística y la animación que nos interesó mucho. Didier Brunner propuso una adaptación de mi cómic, y yo acepté con el acuerdo que sería un programa de animación televisivo corto. Luego, el proyectó evolucionó hasta alcanzar finalmente el momento en que estábamos contemplando adaptar no una sino tres de mis historias, con los mismo personajes, en el mismo universo, y en formato de largometraje para salas de cine. Nuestro presupuesto era menor que el que disponíamos para Ernest y Célestine, pero Didier, Patrick y yo íbamos a intentar optimizar el trabajo para lograr exactamente el look que yo quería… Y eso ocurrió, porque pudimos trabajar en un estudio de París con todo el equipo artístico ahí ubicado. Didier aceptó y trabajó para capacitarnos para crear la película de ese modo, en aquellas condiciones óptimas. Al estar todo juntos, desde el principio Patrick y yo pudimos interactuar inmediatamente con los animadores y los diseñadores, guiarlos, y rectificar pequeños errores. Por el contrario, cuando trabajas a distancia con otro estudio que está en otro país, hay el problema de las distintas zonas horarias. Un artista puede animar todo un plano con un error persistente que queda sin detectar por el supervisor local, y cuando se descubre, desafortunadamente no hay más remedio que pedir se haga todo de nuevo. El trabajar todos juntos en el mismo lugar nos permitió tener mucha más capacidad de maniobra, mayor espontaneidad artística, y nos permitió evitar muchos errores. Creo que contribuyó a crear un ambiente más sereno y familiar en el estudio. Y una mayor solidaridad entre los integrantes del equipo.
Las voces de los personajes funcionan muy bien. Los actores adultos aportan una interpretaciones excelentes, pero las interpretaciones de los niños resultan particularmente sorprendentes, son muy naturales.
Todo el mérito es de Céline Ronté, la directora de reparto. Céline entendió al instante lo que quería y mis intenciones para con los actores como director. Dio mucho gracias a su experiencia en arte dramático. Conoce a los actores, por supuesto, pero también tiene gran magisterio en efectos cómicos, en lo que puede obtenerse al usar una entonación particular justo en el preciso instante. Supo elegir a los actores adultos que encajaban perfectamente con mis personajes principales, y para los pollitos dio con tres niños, dos de ellos hijo e hija de dobladores profesionales, que conocían perfectamente este trabajo. El registro de las voces de los pollitos tuvo lugar por las mañanas, en un ambiente de recreo, relajado. Los padres estaban allí para ayudar a su prole, y todo se desarrolló alegremente: los actores jovencitos interpretaban a los pollitos casi olvidándose que se trataba de una grabación para una película. El ambiente fue estupendo, y logramos de los niños unas actuaciones muy naturales. Así que, mientras suelo estresarme ante una sesión de registro de voces con actores, por una vez fue ¡un momento de relajación pura y de placer!
¿Ha vislumbrado otras historias que tengan lugar en este mismo universo? ¿Le gustaría animarlas también en otra película?
De momento, quisiera tomarme un respiro, pero en esencia, sí. Este decorado de la granja y del pueblo podría permitir un billón de historias, y he pensado centrarme en un personaje distinto cada vez, un poco como en “Los cuentos del gato encaramado”, para explorar los problemas y explicar las cosas que tengan una interesante dimensión humana. Me encanta este principio de la narrativa que permite aproximarse calmadamente a temas en los que la gente en ocasiones tiende a ser muy obstinada. Son temas que no se tolerarían vistos en un contexto contemporáneo y realista, pero que no perturban en absoluto cuando se ven en un contexto propio de la fábula. Los personajes como animales desdramatizan todo. Y eso hace el trabajo del cuentista más satisfactorio si cabe.
¿Qué le gustaría decir al público de todas las edades para inducirlo a que vaya a ver El malvado zorro feroz?
Le diría que hemos diseñado la película como si fuera un pequeño dulce, un momento de relajación ligera, divertida sin pretensiones, que compartir con la familia.
Fuentes:Entrevista extraída del Pressbook.Pressbook e imágenes cortesía de © Sherlock Films.http://www.sherlockfilms.com/https://www.image.net By © Getty Imageshttps://www.filmaffinity.com/es/film714535.htmlhttp://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-202924/http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-249654/
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Revista Cine
Benjamin Renner nos habla sobre "El malvado zorro feroz", cinta de animación basada en su cómic homónimo.
Publicado el 08 junio 2018 por Mumbo @OMasti2012Sus últimos artículos
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