Revista Medio Ambiente

Besando ranas por la mañana

Por Valedeoro @valedeoro

Imagina que tuvieras que besar una rana, una de estas ranas verdes que viven en el lago del parque. Yo tengo pocas ganas de besar ranas. Tampoco nadie que yo conozca le hace ilusión. Solo pensar como mis labios conectan con la piel resbalosa de este animal siento un escalofrío. Es una reacción involuntaria y poco ajustada a la realidad. Al final se trata de una rana inofensiva, un pequeño animal que no muerde, ni pica, ni te aplasta. No es un cocodrilo, una boa constrictor o una rana venenosa de estas que utilizan para envenenar las flechas en la selva.

Imagina que en tu lista de tareas hay una tarea que dice “besar una rana”. Lo dejas para más tarde. Ahora no te apetece. Y aún postergando el beso, no puedes evitar sentir el rechazo a esta tarea, durante todo el día. No te da la gana de besar una rana. No quieres hacerlo. Y aún así no te lo puedes sacar de la cabeza. Porque sabes que es necesario para avanzar. Sin besar esta rana no podrás seguir desarrollando tu proyecto.

Porque la rana es aquella tarea que sigues aplazando desde hace semanas.

Al igual que la rana, esta tarea no pica, no duele y probablemente ni ocupa todo el día. De hecho ya has ocupado tanto tiempo en buscar excusas, alternativas y razones por las que HOY no va ser posible que beses esta rana, que hubiera sido más rápido besarla y pasar a la siguiente tarea.

Haz la tarea más importante primero, aunque significa besar una rana... después podrás pasar el día con el príncipe.

Pero besar ranas no es agradable. Y hacer tareas “rana” tampoco es agradable. Así que lo vas postergando una y otra vez en la vana esperanza que venga un príncipe y bese la rana por ti. O que la rana se muera. O migre a otro despacho y otra lista de tareas.

La rana no se mueve. La tarea no desaparece. Sigue ahí y te mira con sus ojos negros y brillantes. Parece que hasta sonríe un poquito. No se irá a ningún lado, y tú lo sabes!

¿Qué harás al respeto?

Si no quieres que la rana te amargue el día, bésala por la mañana y olvídate de ella.

Si no quieres que la tarea te de mal de cabeza, hazla por la mañana y sigue rumbo a tu objetivo. Las tareas no desaparecen por arte de magia, pero a veces un tiempo corto e intenso de dedicación puede conseguir este truco.

¿Qué rana vas a besar hoy?


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