Revista Viajes
EL HADES
Turno ahora para la que fuera capital de la provincia en tiempos de los Reyes Católicos.
HERMANOS NAVEIRA
Mi primera parada será en el Parque del Pasatiempo, obra de Juan García Naveira. No se trata de un lugar para prodigarse demasiado en elogios; es bonito, es paseable, poco más. Como curiosidad, es estrafalaria la cueva o “Hades”, presuntamente una visión peculiar del infierno. En la planta superior llama la atención un colosal león de piedra.
Fuera, más animales: camellos.
Son fotogénicos los alrededores, pero parece todo un poco abandonado a su suerte…
Ahora me dirijo, sin perder de vista los preciosos balcones y fachadas blancas, típicas del litoral gallego: Muros, Carnota, etc., hacia Porta da Vila, donde enseguida me topo con la iglesia Santa María del Azogue, construida en tiempos de Fernán Pérez de Andrade entre los siglos XIV-XV. Es una bonita muestra del gótico gallego, con esos elementos tan propios de oscuridad y figuras estilizadas que parecen querer tocar el cielo.
Si echas una monedita de un euro se hace la luz y puedes disfrutar mucho mejor de su elocuente belleza.
Betanzos me recibe con calles empedradas y escarpadas que ponen a prueba mi forma física.
Preciosa es también la iglesia de San Francisco, donde me aguarda atemporal el sepulcro alucinante de Pérez de Andrade. Me llama la atención cómo soporta el peso un dueto animal formado por un jabalí y un oso, ambos tallados en piedra. Sigo mi rumbo visitando los confesionarios góticos, que son una maravilla, así como las columnas y capiteles de este lugar santo.
Ahora mis pasos quieren dirigirme hasta la Plaza de la Constitución. Me espera otra iglesia, la de Santiago. Si queremos disfrutarla plenamente, tendremos que echar mano al monedero y desembolsar un euro para que se ilumine toda gloriosa. Merece la pena, si queremos contemplar esas naves laterales góticas en todo su esplendor, y el techo artesonado. Sin embargo, no me acaban de convencer las lámparas de cristal, más propias de un palacio francés o veneciano. Es interesante la recreación de la capilla de la Virgen de Lourdes.
Salgo para encontrarme con la Plaza de Hermanos de García Naveira. Presidiendo, la estatua de ambos y otra de Diana, la cazadora.
Acabo con asuntos de manduca: para tal fin, o sea, para comer, una buena opción está en los soportales de Rua dos Ferradores.