Acidez y nostalgia
Finalmente y tras una larga espera, Better Call Saul estrenó para derribar las dudas (y sobre todo para cortar la ansiedad) de fanáticos de aquella obra maestra denominada Breaking Bad. Y qué mejor comienzo que un lanzamiento con capítulo doble. Ante una cosecha inmejorable que llevó a la serie protagonizada por Bryan Cranston a lo más alto (asolando con todo entre Premios Emmy y valoraciones positivas tanto de la prensa como del público), muchos eran los cuestionamientos acerca de qué podía ocurrir o qué tanto nos ofrecería, en cuanto a historia y poder de conexión, esta apuesta comandada por Vince Gilligan desde la creación y liderada por Bob Odenkirkdesde el plano actoral. Afortunadamente, el resultado está a la altura de lo esperado (al menos en su inicio).Gilligan mantiene el ojo afilado y conserva algunas de las mismas cuestiones que permitieron al espectador mantener la atención en cada una de las temporadas inmersas en la vida de Walter White. Entre ellas, vale destacar la capacidad del realizador para crear climas de intriga a través del manejo tanto de apertura como de cierre de cada capítulo. El desenlace de cada episodio de Breaking Bad poseía la virtud de enganchar a niveles extremos al observador de cara al próximo evento, algo que en Better Call Saul se maneja con la misma rigidez, elevando el grado de adicción para quien sigue los hechos frente a la pantalla. Así, los denominados “cliffhangers”, conquistan y motivan a querer conocer cuanto antes lo que se avecina.Con el peso volcado de lleno sobre el personaje de Jimmy McGill / Saul Goodman, muchas de las voces apuntaban o se preguntaban qué tanta fuerza y cuánta inventiva podría desprenderse a la hora de exhibir las aventuras (y desventuras) del carismático abogado en este "spin-off" destinado a conocer sus orígenes y sus primeros pasos frente a tribunales de justicia. Lo cierto es que el papel le queda como anillo al dedo a Odenkirk, demostrando con holgura por qué se ganó el aprecio y la estima de admiradores de la predecesora serie.Better Call Saul se desempeña mejor en el segundo capítulo que en el primero. Si bien el encargado de abrir el telón cuenta con un arranque excepcional (fundido en blanco y negro), también posee algunos que otros momentos en que los minutos se sienten levemente pesados. Por el contrario, el episodio siguiente, a base de empuje, dinámica y situaciones tan ácidas como bestialmente disfrutables, sale airoso y acaba dejando una sensación de conformidad importante.Vince Gilligan no deja pasar la oportunidad de dotar a la narración de guiños respecto de Breaking Bad, y hasta se da (y nos da) el gusto (como era de esperarse) de incluir personajes que supimos descubrir en aquella magnífica serie. El creador mezcla ese encantador sabor de la nostalgia con la comedia negra en casi su máxima expresión. Y, por ahora, funciona con creces.PUNTAJE 1ER CAPÍTULO: 8
PUNTAJE 2DO CAPÍTULO: 9