En los últimos años se ha hecho frecuente encontrar salas de lectura y préstamo de libros en piscinas, playas, jardines y otros espacios públicos: son las llamadas bibliotecas de verano. Con el objetivo de acercarse a los lectores, muchas bibliotecas públicas españolas han abandonado sus instalaciones para salir a la calle durante los meses de verano.
El objetivo de las bibliotecas de verano es fomentar la lectura en un entorno habitual de descanso. Gracias a la Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas de 2006, las bibliotecas públicas se están modernizando y acercando a la población, con la intención de incrementar los hábitos de lectura entre la población.
Entre los materiales disponibles, las bibliotecas de verano ofertan periódicos, revistas, libros y cómics, aptos para un público de todas las edades.
El servicio de bibliotecas de verano funciona durante los meses de julio y agosto, y en algunas ocasiones, hasta septiembre. Normalmente, el préstamo es gratuito –sólo hay que disponer del carné bibliotecario de la biblioteca correspondiente- y está limitado a un día.
Entre las iniciativas más destacadas se encuentran la biblioteca en la playa de Benidorm (Alicante), que ha inspirado un proyecto similar en Suecia. Algunas comunidades autónomas como Cataluña o Andalucía también cuentan con servicios de “biblioplayas”.
Otra alternativa para las poblaciones donde no hay playa son las “bibliopiscinas”, bibliotecas localizadas en las piscinas municipales de muchos municipios españoles del interior como Santiago de Compostela, Huesca, Badajoz, Fuenlabrada o Ávila.
Fuente | Consumer
Más info | Biblioplayas.com
Foto | Steve & Jemma Copley
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Bibliotecas de verano