Revista Decoración

Bien afiladas...

Por Retroyconencanto @retroyconencant
Y no nos referimos a las uñas... Durante toda la etapa escolar de nuestros hijos, una de nuestras obsesiones era que tuvieran los lápices bien afilados. Recordamos cómo nos sentábamos con paciencia a afinarlos uno a uno, hasta dejar los colores como recién traídos de la tienda. Y lo cierto es que esa actividad nos relajaba. Pero eso sí, nada de usar los típicos sacapuntas de plástico... Los nuestros eran, y son, de manivela, como los de toda la vida. Se fijan a la mesa con una palanca que hace el vacío sobre la superficie, se introduce el lapicero en su correspondiente agujero, en función del grosor, y se va girando lentamente la manilla hasta conseguir una punta de tonalidad brillante y como nueva. ¡Qué satisfacción y qué bonita sinfonía cromática cuando lucían todos juntos en su lapicero! Duraban así, como os podéis imaginar, lo que una saliva en una plancha... Pero nosotras continuábamos con la tarea, cada cierto tiempo, ¡inmunes al desaliento! Hace mucho que nuestros sacapuntas descansan por casa, a pesar de que uno de nuestros varones estudia arte y continua utilizando los lápices a diario. Pero, al igual que su padre, prefiere usar un cutter o una pequeña navajita con la que va despejando la madera con cuidado hasta dejar la mina a su gusto. Rituales diferentes para un mismo fin; el placer de "estrenar" lapicero en cada trazo...
Bien afiladas...
Bien afiladas...
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Contadnos, ¿Cuándo fue la ultima vez que usasteis un sacapuntas?

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