He leído el programa y no tengo queja. Sobre el papel está más que aceptable:
- Verduras/hortalizas: a diario, como plato principal o como guarnición.
- Legumbres: uno o dos días a la semana.
- Pasta/arroz/patata: tres o cuatro veces a la semana, como primer plato o guarnición del segundo. Teniendo en cuenta que son niños en crecimiento y combinando el resto de comidas del día, está bien.
- Fruta: una pieza cuatro de cada cinco días.
- Lácteos: una sola ración a la semana y en calidad de complemento.
- Pescado/huevos/carne: una o dos veces a la semana como segundo plato.
- Pan: una ración diaria.
Además se reducirá la cantidad de fritos y se impulsará la de crudos, como sopas frías, gazpacho o ensaladas. Los platos precocinados (pizza, empanadillas, varitas de merluza...) se servirán un máximo de dos veces al mes. Espero que eviten la sensación de que estas comidas excepcionales son un premio o una cosa festiva.
Este planteamiento me parece casi revolucionario, pero para bien. Atención a la caída drástica, ¡ya era hora!, de los lácteos, un viejo tótem de nuestra cultura. Ahora sólo falta desenquistar el pan, un
También encuentro de lo más interesante educar a los niños, y a través de ellos a los padres, en que la proteína animal debe ir en su justa medida: tan sólo dos veces a la semana o incluso una sola se sirve carne, pescado o huevos como plato.
Por una vez, ¡bien hecho! Este es el camino. Enhorabuena a la Administración.
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