Revista Sociedad

Bienaventuradísimos

Publicado el 20 febrero 2012 por Dean
"Se puede tener lleno el estómago y sin embargo seguir teniendo hambre."
Bienaventuradísimos 
Vivimos los peores tiempos de hambruna de toda la historia de la humanidad. Estos tiempos en los que se tiran a la basura toneladas de comida pero cada día hay más y más personas con hambre. Ahora comprendo las palabras de algunos libros religiosos cuando hablaban del hambre en una época en la que no existía el problema del cuerno de África. Hoy, basta con mirar a cualquier lado para comprobar que la gente tiene verdadera hambre de justicia; hambre de ser escuchados; hambre de futuro; hambre de no sentirse siempre engañados; hambre de no ser más los pisoteados; hambre de no ser más objeto de burla por parte de los poderosos; hambre de no seguir siendo explotados. A mi alrededor no veo más que gente hambrienta, por doquier escucho los lamentos y creo que es el síntoma inequívoco de que esto puede explotar de un momento a otro. La diferencia con las crisis que ha afrontado la humanidad en el pasado radica en la información; anteriormente la gente no se enteraba de nada; pero en cambio hoy, -a pesar del fútbol, la farándula y las fiestas que mantienen a la gente adormecida-, el pueblo tiene información de primera mano y puede confrontar lo que escucha en diferentes medios. Este pueblo inculto de hoy no es el mismo de antes; es un pueblo inculto pero bien informado, y esta hambruna de hoy seguramente le llevará a tiempos mejores. El profeta dijo que serían bienaventurados los que tuvieran hambre de justicia, yo digo que somos bienaventuradísimos.
Bienaventurados los necios que se arriesgan a prestar consejos
porque serán sabios a costa de los errores ajenos.
Bienaventurados los pobres porque saben, con certeza,
que no ha de quererles nadie por sus riquezas.
Bienaventurados los adictos a emociones fuertes
porque corren buenos tiempos para la gente marchosa.
Bienaventurados los dueños del poder y la gloria
porque pueden informarnos de qué va la cosa.
Bienaventurados los que alcanzan la cima
porque será cuesta abajo el resto del camino.
Bienaventurados los que catan el fracaso
porque reconocerán a sus amigos.
En cualquier circunstancia
por lastimosa que sea,
busca la manera
de comer perdices;
que a pesar de lo alto que
nos coloquen el listón,
hay que brincar
con la intención
de ser felices.
Bienaventurados los castos porque tienen la gracia divina
y la ocasión de dejar de serlo a la vuelta de la esquina.
Bienaventurados los que aman porque tienen a su alcance
más de un cincuenta por ciento de un gran romance.
Bienaventurados los que están en el fondo del pozo
porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando.
Bienaventurados los que presumen de sus redaños
porque tendrán ocasiones para demostrarlo.
Bienaventurados los que contrajeron deudas
porque alguna vez alguien hizo algo por ellos.
Bienaventurados los que lo tienen claro
porque de ellos es el reino de los ciegos.
(Serrat)
Bienaventuradísimos


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