La epigenética es una rama nueva, con apenas unas décadas de historia pero que promete abrir las puertas de un futuro mejor, novedoso y lleno de posibilidades en casi todas las ramas del conocimiento científico.
Probablemente ya hayas visto esta palabra antes. Tanto si le has prestado atención como si no, la cuestión es que se va a hacer más común a medida que pase el tiempo. Llegará un momento en el que la epigenética sea una palabra tan común como ADN o la propia genética. Pero, ¿por qué? ¿En qué consiste y para qué sirve? Cada minuto que pasa las técnicas científicas, las disciplinas y la tecnología asociada a estas descubren nuevas vías de conocimiento. Puertas que nos abren aún nuevos caminos que explorar. La epigenética, ahora, es una de esas nuevas vías. Pero su implicación es tan importante que su descubrimiento promete un mundo lleno de nuevos hallazgos y una vida mejor para toda la humanidad.
¿Qué es la epigenética?
Conocemos por este nombre a una rama de la genética que estudia los factores que no modifican directamente nuestros genes (y de otros seres vivos), sino la manera que tienen de expresarse. Para que lo entendamos, el ADN es un código muy largo que contiene todo lo que somos: el color de nuestros ojos, cuánto pelo tenemos, cómo nos afecta un medicamento... La información que contiene el ADN se llama genotipo y es la misma para todas nuestras células. Sin embargo, la expresión de esa información puede ser diferente según la célula, el estado en el que se encuentre u otros factores. A esta expresión se le llama fenotipo. Con un mismo genotipo se pueden observar características distintas gracias a la variación de fenotipos. Así, existen animales que cambian el pelaje o el color durante el invierno, por ejemplo.
O incluso con la edad, cambia la manera que tiene de reaccionar nuestro cuerpo. Sin embargo la información genética seguirá siendo siempre la misma hasta que muramos. Estos cambios se los debemos, por tanto, a la cómo expresamos esa información (el fenotipo). La epigenética, por tanto, estudia la manera que tienen de producirse las diferentes expresiones y los factores que lo provocan sin modificar directamente el ADN. Entre dichos factores existen varios mecanismos, del cual, el mecanismo de metilación es el principal. Este consiste en colocar una cola de metilo, es decir, una molécula, que sirve como "capuchón" para evitar que las enzimas y proteínas encargadas de leer el material codificado puedan llegar hasta el lugar adecuado. De esta forma el gen se silencia. La epigenética trabaja principalmente con este mecanismo y otros asociados, pero es solo la punta de un iceberg enorme.
¿Y para qué sirve?
Cuando escuchamos frases como "en realidad somos nuestro ADN", dichas expresiones no son del todo correctas. Porque lo que realmente somos es el cómo se expresa nuestro ADN. Aunque no siempre es posible, la mayoría de ocasiones controlar la expresión supone controlar la forma de actuar de nuestro cuerpo. Por tanto, si controlamos cómo pasan las cosas, controlamos lo que pasa y, por tanto, lo que somos. Esa es la utilidad que se nos puede ocurrir de forma más inmediata. Pero profundizando un poco más, la epigenética ha descubierto un campo completamente nuevo dentro del mundo de la genética. En primer lugar, ha cuestionado todo lo que sabíamos sobre la herencia de caracteres.
En segundo, ha desvelado nuevos mecanismos utilizados por nuestro cuerpo (y el de otros seres vivos) para funcionar. Por ejemplo, aunque pensábamos que no era posible, se han descubierto caracteres adquiridos, es decir características aprendidas o ganadas, que pueden resultar heredadas. Algo impensable hace sesenta años. También se han descubierto mecanismos que hasta la fecha eran misteriosos pero que vemos continuamente (el cambio de pelaje en animales según llega el invierno, la floración de ciertas plantas, cambios de comportamiento...) Desentrañar cómo funcionan los mecanismos epigenéticos nos está ayudando a encontrar nuevos tratamientos y vías de solucionar problemas, enfermedades y otras cuestiones humanas.
La era de la epigenética
Todo esto es solo el paisaje que pinta el mundo científico en torno a la epigenética. Los últimos descubrimientos en este campo son bastante asombrosos: por ejemplo, un estudio trabaja sobre los recuerdos y la capacidad de heredarlos. Sí, como suena. Recientemente, otro estudio esclarecía las bases genéticas y epigenéticas del trigo, de manera que en un futuro cercano, tal vez, podamos trabajar con esta planta para que de más fruto y resista mejor sin tener que modificarla genéticamente. La epigenética también ha resuelto algunas cuestiones referentes a la obesidad o incluso a la manifestación de ciertas patologías psicológicas. La cura para las misteriosas enfermedades relacionadas con el envejecimiento prematuro tienen sus apuestas en esta rama científica. También ha ayudado a esclarecer algunos efectos en nuestra fisiología que hasta la fecha parecían algo imposible y ahora sabemos que es solo cuestión de expresión. Por todo ello la epigenética se está haciendo con un lugar privilegiado en el mundo científico, marcando, probablemente, la que será una nueva era de avances científicos sin igual.