Existen dos tipos de personas, por un lado las que ya conocen el término Big Data, y por otro, los que próximamente la descubrirán. Algunos definen al Big Data como el tratamiento y análisis de la gran cantidad de datos que generamos por internet.
Cada día se generan más de 3 trillones de bytes, la misma cantidad de datos que recorre toda la historia de la humanidad hasta este momento. Generamos más información de la que somos capaces de tratar a tiempo real. Nunca hemos estado tan cerca de analizar y utilizar tanta información como la que fluye del llamado Big Data. Pero ello implica un riesgo, la sobreabundancia de la información puede empeorar nuestros pronósticos, un Diógenes de sobreinformación en potencia.
Los que se posicionan a favor, nos dicen que el Big Data aporta información que podrá permitir la investigación en el ámbito celular, evitar epidemias, prever incendios, acelerar la investigación ambiental, luchar contra el crimen o personalizar los servicios.
Los que se posicionan en contra, achacan al Big Data una pérdida de control de la información personal, la pérdida de la privacidad de los datos personales y financieros de los ciudadanos, todo para conseguir un mayor control al estilo Orwelliano. Un ejemplo, si una persona es aficionada a las motos, recibirá anuncios sobre este sector, pero es posible que tenga que pagar más caro su seguro de vida porque las aseguradoras la consideran una persona con conductas de riesgo.
Pero todavía hay una cosa todavía más estrambótica, el Big Data se alimenta de datos, de acciones y comportamientos, englobados con algoritmos gracias al gigante Google, y ahí, el ser humano tiene mucho que decir, ya que a pesar de tener tendencias costumbristas y patrones establecidos, es aún imprevisible.
Además, el problema a día de hoy es que se genera demasiada información y no da tiempo de segmentarla. Múltiples bytes de información que son estériles, es verdad que todavía estamos en proceso, analogía en mano sería lo equivalente a no recordar lo que cenaste hace 4 días, pero en cambio si puedes acordarte de tu primer beso que se remonta a la adolescencia. Si es que deseas recordarlo, claro.
Nos guste o no, el Big Data lleva años con nosotros y viene para quedarse, si bien es cierto que es ahora cuando está dando sus frutos más visibles. Un dato, hace unos meses, Google Flu Trends, el algoritmo de Google especializado en detectar brotes de gripe falló estrepitosamente después de 4 años consecutivos acertando, no hubieron apenas casos de gripe y el hasta ahora aclamado algoritmo quedó seriamente en entredicho.
Sintetizando, la idea del Big Data es predecir nuestros hábitos y consumos mediante información almacenada, patrones y algoritmos, una orgía de elementos que delimitan en un vis a vis con la libertad y la privacidad de los internautas.