Bill no llegó a ser héroe a cambio de nada. Le había costado un brazo. Claro que le injertaron otro, pero no hacia juego con el que le quedaba (incluso su color era diferente)
Al Imperio no le importaba lo más mínimo sus héroes o ciudadanos. Vivian como cerdos y eran tratados como ratas. ¿Qué podían esperar? El Universo entero se hallaba en guerra, y la guerra en el espacio era tan sucia y terrible como en cualquier otro lugar.
"Bill, héroe galáctico" (Bill, the galactic hero) se publicó en 1965, una época convulsa en la que los Estados Unidos, presididos por un Lyndon B. Johnson que intentaba reflotar su popularidad, se involucraban en la Guerra de Vietnam, que les supondría la mayor crisis de identidad de su historia y que generaría, por primera vez en el país, un movimiento masivo de repulsa hacia el conflicto armado y hacia el estamento militar, alimentados por las sobrecogedoras imágenes de bombardeos y otras atrocidades que llegaban del país asiático, en la primera guerra cubierta amplia y libremente por los medios de comunicación.
Harry Harrison, veterano de la Segunda Guerra Mundial, concibió una crítica del militarismo y las novelas de Hazañas Bélicas que habían proliferado en la Ciencia-Ficción, y de una en particular: "Tropas del espacio" de Robert A. Heinlein. Como matizan diversas reseñas de esta novela, no se trata de una parodia (según la RAE, "imitación burlesca"), sino de una sátira, que busca ridiculizar y dejar en evidencia tanto al militarismo como a su apología.
Así que "Bill, héroe galáctico" mantiene muchos paralelismos con la historia de Heinlein, si bien realiza un ejercicio de reducción al absurdo para desmontar los mitos de las novelas belicistas. Para entendernos, la misma intención de Miguel de Cervantes para las novelas de caballerías con "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha".
La trama es simple: Bill es un joven agricultor del pequeño planeta rural Phigerinadon II. Sencillo, noble y no demasiado inteligente, Bill es feliz trabajando el campo y aspirando a ser experto en fertilizantes. Pero un día aparece una patrulla de reclutamiento que, con prácticas poco limpias, lo enrola en el ejército imperial, que mantiene una guerra contra los Chingers, una terrible raza alienígena. El nuevo recluta es enviado a un duro campo de entrenamiento donde sufrirá la severidad del instructor Deseomortal Drang. Es destinado a una nave de guerra, donde será técnico de fusibles. Pierde un brazo y le es implantado otro. Durante una batalla, y por accidente, realiza un acto heroico que le vale ser condecorado por el mismísimo emperador. Pero en Helior, el planeta imperial, se extravía y es dado por desertor, mientras trabaja en departamento de basuras y se ve mezclando en un patético complot revolucionario. Tras ser sometido a un consejo de guerra, es destinado a Veniola, un planeta cubierto de selva y pantanos, donde el conflicto está enquistado y las bajas son astronómicas. Allí, Bill llevará a cabo un nuevo acto de heroísmo.
El final de la novela dejaría cerrada la historia del personaje, mostrando a un Bill veterano, ya entrado en años y totalmente asimilado a la vida castrense. Pero Harry Harrison, en colaboración con otros autores, aún escribiría cinco novelas más del héroe galáctico. La opinión generalizada es que las siguientes historias son apenas una sombra de la primera, y que diluyen la intención inicial, cayendo en la autoparodia.
Pero la trama da una vuelta de tuerca a todos los acontecimientos, de manera que trasluzcan el absurdo y la falta de lógica que rigen al Ejército y sus diversas instituciones: el reclutamiento se realiza por anulación de la voluntad, usando incluso drogas e hipnotismo. Aquellos que se alistan por propia iniciativa son sospechosos de espionaje (aunque el ejército es incapaz de detectar a los verdaderos espías). La instrucción se basa en desmoralizar a los reclutas, en vez de motivarlos. La propaganda y las comunicaciones a los soldados son panfletarias e insultantes en su simplismo. La justicia militar es irracional. Las heroicidades son accidentales. Los oficiales, deben pertenecer forzosamente a la nobleza, no importa su capacitación: en una escena esperpéntica hace su aparición el Capitán Zekial: un niño de diez años con evidente discapacidad intelectual, que era el único noble que había a mano.
Todo resulta tan ridículo que cuando Bill pierda su brazo izquierdo le será implantado otro, pero será otro brazo derecho. Y de raza negra. La propaganda militar es todo oropel y apariencias. El flamante uniforme que recibe Bill al alistarse es de papel. Las medallas se entregan y se retiran tras la ceremonia. El emperador que recibe y condecora a los héroes es un actor, como todos los nobles que asisten al acto. Cuando Bill llega a Helior (una parodia, ahora sí, del Trantor de la saga "Fundación" de Isaac Asimov), contempla los aúreos destellos del planeta en una impresionante panorámica, para descubrir después que es una película proyectada en una pantalla: los vuelos sin oficiales a bordo no tienen ventanas. La imagen temible de los Chingers (homólogos de los Chinches de la novela de Heinlein) que se transmite esconde una realidad bien distinta que se oculta a los soldados.
Podría decirse que la novela de Harry Harrison es una gamberrada monumental, una humorada que busca reírse tanto de las Fuerzas Armadas como de su promoción a través de la literatura, el cine o el cómic, pero su sátira va más allá: utiliza el humor para cuestionarse una realidad y observarla de manera crítica mediante su reducción al absurdo y desmontando el discurso sobre el que se sustenta. Algo similar a que había hecho años antes Kurt Vonnegut en "Las sirenas de Titán".
"Bill, héroe galáctico" es una novela breve que se lee deprisa (la edición de Gilgamesh tiene 176 páginas). Narrativamente resulta algo tramposa, pues Harrison fuerza los acontecimientos para que las situaciones absurdas se vayan sucediendo, casi agolpando. Tal vez por la escasa extensión del escrito, los personajes están apenas bosquejados, sin demasiado desarrollo. Además del propio Bill, el más logrado es DeseoMortal Frang, el severo instructor que, como todo en la novela, no es lo que parece.
Trucos narrativos aparte, Harrison logra reflejar la transformación de Bill y la repercusión de la vida castrense en su personalidad. Siendo un chico de campo, bonachón, práctico y confiado, sin ambiciones, va volviéndose más desconfiado a medida que recibe varapalos, y termina desarrollando la malicia y la habilidad para el engaño necesarias para sobrevivir en su nuevo entorno.
La parte positiva de esta narración es su elevado ritmo de lectura, en la que la acción no se detiene. El resultado es una historia muy divertida y cómica, y que tiene éxito en su intención de ridiculizar, a través del sufrido Bill, los excesos de la literatura belicista; y tomarse a broma su mensaje implícito de que la única opción de futuro para los jóvenes del ámbito rural y las zonas deprimidas sean las Fuerzas Armadas.
La película:
En 2014 se estrenó una adaptación cinematográfica, dirigida por Bill Cox.Se trata de una producción amateur, una película rodada y protagonizada por estudiantes de la Universidad de Colorado. En su publicidad la llaman "La pelicula estudiantil mas grande de todos los tiempos".
El cómic:
En 1994, Topps Comics publicó una adaptación al noveno arte de la novela, editada en tres volumenes.
El guión fue de Howard Zimmerman y del propio Harry Harrison, con ilustraciones de Mike Gustovich [más información]. No he podido localizar una edición en castellano.
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