Revista Diario

Bipolar a los 30

Por Chak
Bipolar a los 30Hace dos semanas que cumplí 30 años. Lo hice apartado de mi familia y mis amigos. Pedí unos días en el trabajo y salí de la ciudad con mi esposa. Pasé cuatro días increíbles llenos de paz interna y aunque el clima no fue nada agradable, pude disfrutar de unas cortas vacaciones en armonía. Al final qué importa si no puedo meterme al mar...
Una semana después de mi regreso a la realidad, tuve mi cita con la psicóloga, le comenté que me había ido de la ciudad sí para convivir con mi mujer, pero sobre todo para huir de mis amigos y mi familia que siempre en estas fechas me reclaman demasiado... Quizás no demasiado, pero lo suficiente para que me sienta acorralado. Por eso prefiero salir de la ciudad y olvidarme de que tengo madre, padre, hermana y un grupo de amigos que se cuentan con los dedos de la mano, pero que exigen como si fueran un ejército.
Volví entonces al tema de mi madre. La pregunta que me hizo la doctora en ese momento me taladró la mente y sigue retumbando de vez en cuando. ¿Qué relación debe tener un hombre de 30 años con su madre?
Claro que cada caso será diferente, pero en el mío, cuando me olvida que tengo una y ella sigue dolida porque me fui de la casa y tiene la ilusión de verme casa fin de semana, la cosa se pone complicada.
Quizás soy mal hijo porque no recuerdo que tengo madre. Y es muy en serio.
De pronto cada dos noches suena el teléfono de mi casa y entonces sé que es ella, pero su recuerdo se presenta sólo en ese momento, durante los minutos, horas y días anteriores, estoy tan ocupado pensando en mi trabajo, en mi esposa y en las estupideces que saltan y corren en mi cabeza que no tengo chance de recordarla.
Yo no sé que relación debe tener un hombre de 30 años con su madre. Me quedé callado durante un rato frente a la psicóloga mientras esperaba que alguna idea me tomara por asalto. No ocurrió. No supe qué contestar. Me quedé como quien ve en una pecera al pececito nadar de un lado a otro sin poder avanzar más allá de las paredes de vidrio.
La doctora me dijo que debe ser la relación de dos adultos. A mis 30 años yo sé que me mi madre, antes de traerme a este mundo y aún después, es una mujer. Antes de ser esposa, hija, hermana, suegra y cualquier otra cosa que pueda ser, es mujer. Yo lo he comprendido. El problema es que ella no. Desde su punto de vista, su misión en la Tierra es sólo ser mi madre y la de mi hermana...
Lo "bueno" es que mi hermana sí le permite ser todo lo madre que ella quiera ser. Y por eso no se ha vuelto completamente loca, el problema es que como yo le pongo límites, adquiere niveles de ansiedad y estrés que aún después de cinco años de vivir lejos de ella y en matrimonio con mi esposa, le cuesta mucho trabajo dejarme en paz.
Y si yo he sido mal hijo, ella, a pesar de su obsesión, no ha sido de las mejores madres que ha dado este país. Mi gran reclamo es que durante medio año permitió que yo me hundiera en una de las más profundas depresiones sin que ella hiciera nada por remediarlo. ¿Qué clase de madre dedicada permite que su hijo de 23 años esté todo el día, literalmente todo el día, jugando videojuegos?
De esa depresión salí yo solo. Sin la ayuda de nadie. Es uno de mis grandes orgullos. Poco más de dos años después soportaría la depresión más grande de mi vida, pero entonces sí que obtuve el apoyo de mi esposa y ella sí que supo sacarme del ostracismo.
Tampoco a mis 30 años sé de quién heredé la bipolaridad. Mi madre es obsesiva y mi padre neurótico y alcohólico... Bonita combinación... Lo que más temo cuando pienso en esto, es la carga genética tan pobre que tendrán mis hijos, y lo que dirán de mi en sus blogs cuando tengan 30.

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