Sopa fría de guisantes a la menta
La bisara, es la sopa más conocida del norte de Marruecos y especialmente de la zona del Rif.
Se hace siempre, partiendo de legumbres secas, de guisantes, como es el caso de la bisara d tchelbana o de habas también secas bisara del ful.Hemos adaptado parte de la receta original, para preparar esta crema de guisantes a la menta y que para la estación en la que entramos, presentamos en una versión fría que ha quedado perfecta.Hemos partido y dada la estación, de guisantes frescos. Es muy fácil de elaborar y con unos resultados increíbles. Una opción más a gazpachos y otras sopas frías.Ingredientes1 bol de guisantes frescos1 cebolla picada1 cucharadita de jengibre1/2 cucharita de pimienta1/2 cucharadita de cúrcuma2 cucharadas de aceite de oliva2 litros de agua de menta
Para el acabado
Unas tostadas muy finasUnas tiras de cecina o jamón o cualquier encurtidoUnas hojas de menta fresca
Empezaremos haciendo una infusión en frio de menta fresca para conseguir un litro de agua de menta. Simplemente ponemos en agua abundante menta fresca bien lavada y dejamos macerar durante toda la noche.Ponemos a hervir la cebolla, cuándo reduzca el agua de ebullición, añadimos el agua de menta. Reservamos.
Blanqueamos los guisantes y los ponemos en un bol con hielo.Mezclamos los guisantes con el resto de ingredientes y trituramos muy fino.Pasamos por un tamiz. Rectificamos de sal y dejamos enfriar.
Servimos muy fría. En un bol, disponemos la bisara. Añadimos unas tostadas muy finas de pan, unas tiras de cecina o jamón y unas hojas de menta para decorar. Añadimos un chorrito de aceite de oliva. Listo
Mohamed Choukri y la bisara
El escritor, era muy aficionado a las bisaras. Era muy común encontrarlo en varios cafetínes de Tánger degustando esta sopa, tanto de guisantes como de habas. Podías encontrarlo a cualquier hora del día.
En alguna de sus obras, hace referencia a esta sopa/crema, siendo parte importante de su sustento en épocas de hambruna.Os sugiero su lectura.
“Lloraba la muerte de mi tío junto con algunos chicos. Ya no lloraba sólo cuando me pegaban, o cuando perdía algo. Ya había visto llorar también a otros. Era la época del hambre en el Rif, la sequía y la guerra.Una tarde, no podía detener mis lágrimas de tanta hambre que tenía. Chupaba y rechupaba mis dedos. Vomitaba sólo saliva. Mi madre me decía, para calmarme:- Cállate, vamos a irnos a Tanger. Allí hay pan en abundancia. No llorarás más por el pan cuando estemos allí. En Tánger la gente come hasta saciarse ¿Ves a tu hermano? Él no llora.Dejaba de llorar cuando veía su cara pálida y sus ojos hundidos. Pero la paciencia que me infundía el mirarle no duraba mucho… Vimos cadáveres de animales mientras nos íbamos a pie de camino al exilio. Los rondaban perros y pájaros negros. Hedían, tripas abiertas, podredumbre.Por la noche se oía el aullido de los lobos cerca de la tienda que montábamos allí donde el cansancio y el hambre podían más que nosotros. Incluso algunos enterraban a los suyos donde caían muertos, víctimas del hambre. (…).En Tánger no vi las montañas de pan que me había prometido mi madre. También había hambre en este paraíso, pero era menos mortal que en el Rif”El Pan desnudo Mohamed Choukri