Revista Cultura y Ocio
Bittersweet de Melanie Rostock Autopublicado/AmazonGoodreads | Primeros caps
Cuando has probado lo amargo, lo dulce sabe mejor. Bambi sabe lo que es ser diferente, hasta su nombre lo es, sabe lo que es sentirse despreciada cada día por sus compañeros de clase y no poder hacer nada para cambiarlo.
La escritura le da el aliento que necesita para seguir adelante, la certeza de que es buena en algo. Y en este escenario aparece Liam, un chico de barrio que conoce en un taller de escritura. Liam no sabe lo que es tener una familia normal, un padre que no beba y maltrate, o una madre que no tome pastillas para protegerse de lo que la rodea. Bambi y Liam comparten lo que les salva de caer al vacío y eso los une, aunque ella sea una niña bien del centro y él un macarra malhablado del extrarradio. Pero cuando se trata de amor, pertenecer a mundos opuestos a veces es un obstáculo insuperable.
¿EN QUÉ SE DIFERENCIA BITTERSWEET A OTRAS NOVELAS?• Ambos protagonistas quedan para leerse sus textos, por eso sus historias están incluidas, pero su extensión no entorpece la lectura de la trama principal. Bambi escribe fantasía y Liam un estilo similar al de Poe.
• Hay dos tramas. La de Bambi, escrita en primera persona, se centra en cómo afecta el bullying a su vida y el modo que tiene de sobrevivir a ello. La de Liam está hecha en narrador cámara y es sobre cómo acaba en una banda de tráfico de drogas y las consecuencias que conlleva. Aunque la trama de Liam es más negra y el equilibrio es delicado, ambas se complementan bien.
• Los diálogos son un punto fuerte, sobre todo los de los personajes principales. Y aunque el tema sea bastante dramático los personajes tienen mucho sentido del humor, de modo que no se hace deprimente.
• La historia de amor entre los personajes protagonistas es sutil y se va construyendo a lo largo de la novela. Es uno de los ganchos.
• No hay censura en el lenguaje ni las escenas más subidas de tono. Algo que, por lo menos a mí, se me hace más realista.
Fragmento de Bittersweet
Después me siento delante del ordenador y lo observo durante largo rato. Me gustaría tener una cuenta de Facebook para colgar fotos y hacer comentarios con mis amigos. Me gustaría tener un blog y publicar mis relatos. Pero no puedo, no puedo seguir tragando insultos. Niego con la cabeza para apartar esos pensamientos y abro un documento de Word. Antes de ponerme a escribir pienso en el título de la idea que tuve el otro día pero todavía no lo he decidido. Escribo una palabra y el resto salen de corrido, como si ya estuvieran escritas y yo solo estuviera dándoles forma.
El cielo se había teñido de rojo sangre y, aunque Lamar nunca había creído en absurdas premoniciones, sintió que le faltaba el aire en los pulmones.
Hacía mucho que se preguntaba cuándo iba a suceder, después de todo había mancillado el buen nombre de la heredera de la corte Espino. «Sangrarás por ella, muchacho. Más vale que te alejes de ese nido de serpientes antes de que te muerdan con sus dientes de oro», le había dicho el Moro, caballero y gran amigo. Pero él había decidido ignorar tan sabias palabras. Por entonces quería demostrar que era alguien a pesar de no tener sangre noble. Él no era solo un bastardo o medio-hombre como lo llamaban. Él era domador de bestias inmundas, tenía un don y era igualmente digno de yacer con la alta alcurnia como cualquier hombre de Riba Pantano.
El cielo se había teñido de rojo sangre, tal y como había augurado la vieja gitana pordiosera que le había tomado la mano como si fuera dueña de su cuerpo.
La sangre se le congeló en las venas.
El rumor lejano de los cascos anunciaba la llegada de jinetes y Lamar sabía que habían venido por él. Bajó las escaleras a toda prisa y abrió la pesada puerta del sótano.
«Al fa yat», murmuró con fingida calma, pero no engañó al Grifo. Con grandes ojos dorados y graznidos ensordecedores, el animal batía las alas derrumbando todo lo que había a su alrededor. Una de las patas estaba atada a un grillete y el mismo a una barra de hierro que brotaba del suelo, junto al desagüe. «Umeati, umeati», gritó Lamar en tono tranquilizador, aferrando la cadena para hacerlo ba-jar. Con una mano temblorosa sacó una pequeña llave de hierro del interior de su capa mientras con la otra hacía gestos circulares diciendo «Uvrarki se ikte fva. Eslora nevte si», pero un golpe de viento originado por el furioso batir de alas la hizo caer. La llave rebotó contra la piedra y cayó entre las rendijas del desagüe. La maldición de La-mar quedó acallada por el inesperado descenso del animal que chocó pesadamente contra su cuerpo y la cabeza de Lamar se golpeó contra la piedra.
En el piso de arriba se oyeron tres golpes de guante de hierro contra la endeble puerta de entrada. Pero ni las potentes voces que anunciaban forzar la entrada en nombre del conde ni los chillidos enloquecidos del animal, consiguieron que Lamar recuperara la consciencia.
La autora: Melanie RostockWeb | Twitter | Facebook | GoodreadsVivo en Barcelona, aunque en muchas ocasiones mi mente vuelve a Edimburgo donde redescubrí mi pasión por la escritura y empecé mi primera novela de fantasía, que acabó siendo un gran aprendizaje para las que vendrían después.
Estudié Turismo porque todavía no tenía muy claro qué vía profesional quería seguir pero lo del turismo ya lo había practicado, había sido turista en muchos otros países y me gustaba. Hice un Máster de Edición que me llevó a crear, junto con otros socios, Oz editorial: dedicada a la literatura juvenil. Dejé la editorial para dedicarme a otros proyectos literarios, entre ellos, Bittersweet, mi primera novela dirigida al público juvenil.