Bizcocho con manzana y nueces

En otoño me encanta disfrutar de los bizcochos de manzana, de nueces de avellanas…de los frutos de la estación. Esta vez, aprovechando que estuve en la aldea y que compré manzanas de Ojacastro que son muy buenas hice este maravilloso bizcocho para disfrutar de la merienda al calor de la estufa que ya apetece. Atrás quedaron esos días calurosos de principios de octubre y de ambiente seco. Ha sido demasiado seco para la berrea de los ciervos, los ríos bajan muy pobres y los pantanos están bajo mínimos. Por fin los días son frescos y llueve, a ver cuanto porque esta tierra seca necesita lluvia de verdad, como la que solemos tener en esta zona riojana. El monte se pondrá de nuevo en todo su esplendor.

Ahora, ya de vuelta a la gran ciudad, vamos a disfrutar de los días frescos y de las meriendas con ricos bizcochos y café con leche.

*Para los bizcochos utilizo un vaso que es un poco más grande que el de yogur para que salga el bizcocho más grande y más alto. Tiene 200ml de capacidad. También se puede usar el vaso de yogur.

INGREDIENTES

-4 huevos

-un vaso de leche

-un vaso y medio de azúcar

-medio vaso de aceite de oliva

-tres vasos de harina corriente

-un sobre de levadura química

-una manzana golden grande

-un puñado de nueces peladas

PREPARACIÓN

Lo primero ponemos a calentar el horno a 170º función aire. En un cuenco amplio ponemos las yemas, (las claras las ponemos en otro cuenco grande) el azúcar y batimos bien con la varilla eléctrica. Ahora echamos el aceite y seguimos batiendo. Ahora la leche, mezclamos bien de nuevo. Ponemos la manzana pelada, descorazonada y cortada en taquitos pequeños. También un puñado de nueces peladas y troceadas.

Tamizamos la harina junco con la levadura y la echamos a la mezcla batiendo muy bien de nuevo hasta que esté todo muy bien integrado.

. Reservamos la masa y ahora batimos las claras a punto de nieve bien firme con un pellizco de sal. Cuando estén bien montadas las añadimos a la masa pero ahora ya no utilizaremos la varilla eléctrica sino la de mano, y con movimientos envolventes integraremos bien a la masa con cuidado para que no se baje.

Untamos un molde de corona antiadherente con mantequilla o margarina y vertemos la masa. Metemos en la rejilla del medio y dejamos cocer unos cuarenta minutos, hasta que al pinchar una brocheta metálica esta salga limpia y seca.

Sacamos el bizcocho y lo dejamos templar sobre una tabla de madera. Desmoldamos en templado o en frío, nunca en caliente porque se rompe.