Ahora que estamos en temporada de fresas es el momento de probar este rico bizcocho que combina la almendra y las fresas, con un toque de vainilla. Quería hacer esta receta desde el año pasado, pero se me pasó el tiempo; lo fuí dejando, dejando y ..... de repente ya no había más fresas en el súper.
Es una lástima que las fresas tengan una temporada tan corta, me encantan y quisiera poder disfrutar durante más tiempo, pero como no puede ser, hay que darse prisa en estos momentos y aprovechar.
Me gustan las fresas de todas las formas, pero sobre todo maceradas en vinagre. Sí, créerme, parece una locura, pero el vinagre les saca todo el dulzor y produce como un almíbar. No sé por qué se produce esto, quizás sea una reacción química, pero el resultado es espectacular.
Yo suelo picarlas en trocitos muy pequeños, las preparo por la noche, y las dejo en la nevera para comerlas al día siguiente.
Vale la pena tomar un trozo de este bizcocho acompañado de una taza de café, con un sabor suave a vainilla y el color de las fresas ...... Qué lo disfruteis!
Ingredientes:
250 gr. de harina de repostería
50 gr. de almendra molida
1 sobre de levadura tipo Royal (16 gr. de polvo de hornear)
170 gr. de azúcar
150 ml. de aceite de girasol
50 ml. de leche
2 huevos
1 yogur (120 ml.)
1 sobre de preparado para natillas o pudding de vainilla (40 gr.)
500 gr. de fresas
mermelada de fresas
crumble:
100 gr. de harina de repostería
60 gr. de margarina o mantequilla
almendra en láminas
Elaboración:
Lo primera es preparar las fresas: las picamos en trocitos pequeños y las echamos en un recipiente junto a un par de cucharadas de azúcar y 3 cucharadas soperas de vinagre. Las dejamos en maceración, al menos un par de horas, pero mejor es dejarlas toda la noche. Las fresas empezaran a producir un almíbar.
En un recipiente amplio, mezclamos la harina, la levadura y los polvos del preparado para natillas (o pudding). Lo pasamos por un tamiz. Añadimos la almendra molida y mezclamos.
Encendemos el horno, calor arriba y abajo a 190º.
Batimos los huevos con el azúcar hasta que empiecen a blanquear y le añadimos el yogur, la leche y el aceite de girasol.
Volcamos este batido en el recipiente que contiene la harina y mezclamos con una espátula.
Echamos la masa en un molde desmontable de 26 cm, con papel de horno en el fondo. O, como en este caso, en un molde rectangular desmontable.
Preparamos el crumble: yo lo hago en la Thermomix, pero se puede hacer en cualquier procesador de alimentos o mezclando con los dedos. Para ello, pongo en la Thermomix la harina y la margarina y presiono la tecla turbo varias veces. Se trata de que quede una masa tipo migas, también se puede hacer mezclando ambos ingredientes con los dedos hasta tenerlo todo unido.
Metemos al horno, previamente calentado, 190º con calor arriba y abajo, durante 20 minutos. A continuación, bajamos el horno a 180º, con calor solo en la placa de abajo, y horneamos durante 30 minutos más. Lo hacemos así para que no se nos queme la superficie.
Cuando esté frio, lo desmoldamos y espolvoreamos con azúcar glass.