Revista Cine
Race Movie.
Si alguien se ha propuesto poner de moda la década de los 70’s ese es Quentin Tarantino, un cineasta que con cada nuevo proyecto que hace parece rendir tributo a este o aquel subgénero de dicha época. Si en Death Proof (2007) podemos ver un homenaje a las películas de persecución a alta velocidad y en Kill Bill (2003) una carta de amor a las cintas de artes marciales, también en Jackie Brown (1997) se aprecia una reivindicación del cine Blaxploitation, una empresa con la que se muestra afín la película que hoy nos ocupa, Black Dynamite, una disparatada comedia de acción que logra triunfar donde otros ejercicios de estilo parecidos, tales como Bitch Slap (2009) o Alien Trespass (2009), han fracasado, porque divierte, tiene la actitud adecuada y no se queda corta. Definitivamente los fans del revival Grindhouse están de enhorabuena.
La acción se sitúa en los violentos años 70’s, una buena época para los actores negros con bigote. Allí conocemos a Black Dynamite (Michael Jai White), un tipo con cuerpo de armario y peinado afro, que es más chulo que un ocho y tan duro como una roca. Ex agente de la CIA, ex comando de élite en la guerra del Vietnam y auténtico azote de las calles, este justiciero urbano usa métodos expeditivos al estilo Charles Bronson, es experto en Kung Fu como Bruce Lee, posee una Magnum del calibre 44 como Harry el sucio y tiene los cojones cuadrados de Chuck Norris. Tras el asesinato de Jimmy, su hermano pequeño, no dudará en poner el barrio patas arriba y teñir las calles de rojo clamando venganza.
Con la mirada puesta en el cine Blaxploitation en general y en la película Willie Dynamite (1974) en particular, la cinta elabora una disparatada sátira que comprende los habituales ingredientes de estas producciones, utilizados todos ellos sin freno ni medida. Hay mafiosos, chulos, panteras negras, orfanatos, camellos, megavixens negras, trabajadoras sociales de físico rotundo y hombres blancos sin escrúpulos, que campan a sus anchas en una trama que destapa un montaje del gobierno para empequeñecer el pene de los negros y cuyo colofón es el mismísimo presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, ejerciendo de villano en funciones. El clímax desemboca en una increíble lucha de Nunchakus entre Nixon y Black Dynamite, una ridícula contienda donde Rey Blanco y Rey Negro miden sus fuerzas y elevan al absurdo el trasfondo social del género.
El director Scott Sanders adopta una estética setentera y hortera, mezclando sin pudor cochazos, patillas y camisas de estampados imposibles, con una omnipresente banda sonora funky-soul y una puesta en escena repleta de gazapos premeditados, micros que se cuelan en el plano y un montaje abrupto que incluye alguna toma falsa. Michael Jai White está completamente entregado a su papel de supernegro vengador y en ningún momento dudamos de que el actor sepa pelear de verdad. White es un artista marcial profesional que se ha enfrentado en la pantalla a gente como Van Damme (Soldado Universal: El Retorno, 1999) o Steven Seagal (Herida abierta, 2001), y que ha participado en otras populares cintas de acción como The Dark Knight (2008), Kill Bill vol. 2 (2004) o Spawn (1997), aunque lo cierto es que sus escenas en Kill Bill fueron suprimidas del montaje final. Sally Richardson, por su parte, intenta emular en la medida de lo posible a Pam Grier, aquel icono sexual y racial de los 70’s, y el parecido es tan asombroso que cuesta notar el cambio.
Cuando parecía que películas como Scary Movie (2000) y demás sucedáneos habían dejado el género agotado y muerto, aparece este necesario soplo de aire fresco marcado por el machismo, la violencia exagerada, el lenguaje obsceno, la testosterona, los desnudos gratuitos y ciertas pinceladas gore. Black Dynamite es un divertido desgranamiento del cine de acción de la vieja escuela, una gamberrada cinéfaga que consigue devolver cierta chispa a la decaída parodia americana y que la aleja de los estridentes maniqueísmos adolescentes que había adquirido en la última década, contando para ello con un humor cafre pero casi siempre festejable. Y como apunte final para los más curiosos; señalar que el fenómeno Blaxploitation ya contaba con una alocada y semi desconocida revisión en clave cómica titulada I’m going git you Sucka (1988).
La frase: «Juro por el fantasma de Abraham Lincoln que voy a independizar y a proclamar… ¡sobre tu trasero!»
La frase 2: «Debería haber sabido que usted estaba detrás de esto, maléfico Dr. Wu. ¡Su conocimiento sobre transmogrificación biológica es sólo superado por su Kung Fu!»
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