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Oh, vamos, sólo un poco más, no puede acabar aún. Tan deprisa ha pasado que apenas hemos tenido tiempo de disfrutarlo. ¿Vacaciones? Suena a aquello que sucedió hace tanto tiempo, que ya casi ni nos acordamos. ¿Dónde han quedado la arena cálida entre los dedos, el salitre en las pantorrillas, ese brillo de azul publicitario tendido sobre nosotros como una gigantesca lona de optimismo? ¿Qué ha pasado con todas aquellas celdas en blanco, con todas esas horas que nos traían bajo una enorme sonrisa el apetitoso cesto de las posibilidades? Apenas habíamos empezado a acostumbrarnos a su zumo refrescante, y prácticamente ya está aqui septiembre, con su aburrida cara de calendario y sus calcetines beige y sus paraguas rotos en prácticamente todas las papeleras de toda la ciudad. (Sí, ya sé que en Murcia andabais hace dos días a 45 grados, pero no es sólo una licencia literaria: el norte, es lo que tiene…)
En fin,que no decaiga: nada podrá devolvernos a esa brevísima patria feliz antes del año que viene, pero al menos a los musiqueros nos queda el placebo de las canciones. Una forma tan estúpida como útil de engañarse a sí mismo por unos minutos (los que dure la canción, ni más ni menos) y desafiar al despertador con sonrisa hawaiana. La ración de optimismo que necesitaremos en cuestión de cuatro días nos la adelanta Generationals, el dúo de Nueva Orleans formado por Ted Joyner y Grant Widmer. Su cuarto álbum se titulará “Alix“, lo publica Polyvinyl Records en cuestión de días, y para presentarlo acaban de lanzar este delicioso “Black Lemon” (en realidad, el segundo de los temas del disco que hemos podido conocer hasta el momento) capaz de transportarte en cuestión de segundos desde la desolación de una.. pongamos por caso… Modificación de Determinaciones Pormenorizadas del Plan Sectorial de Incidencia Supramunicipal de ****** (vamos a ser elegantes y omitir los topónimos) a la Gran-Fiesta-Tropical-Hay-Mojitos-Para-Todos que la mayoría andamos necesitando.
El disco cuenta con la producción de Richard Swift y promete exactamente lo que vais a poder escuchar a continuación: pop facilón y ultra-pegajoso, dulce evocación de marimbas, y más luz de la que probablemente bañará esta la ciudad en la que vivo, de aquí a que acabe el año. Y este tema en cuestión tiene además un riff de teclado que podría llegar a ser tan famoso como el del “Time To Pretend” de los MGMT, si se lo propusiera; una letra de esas de autoayuda en línea con el optimismo con que burbujea, y ninguna (lo repito: ninguna) posibilidad de ser escuchada únicamente una vez por cualquiera que tenga orejas y un puesto de trabajo lo suficientemente descorazonador: la presión sobre el botón de “repeat“, más que probable, es más necesaria que nunca. Con esto, como poco, llegamos vivos al próximo fin de semana.
“I let my old life tie me to the tracks
I heard my best friend tell me
You can never go back
I spent my long years
Learning to get out of the way
I have been taught to turn the other cheek
I get my back stabbed buddy
To the end of the week
I only try to make it to the end of the day
I’ve seen it break so many before
I don’t wanna stick around
Here and watch anymore
I’m not about to fight until the last of me dies
I’ll be resting my eyes
I’ll be resting my eyes
Try to follow a path to lead me to the light
But when your load gets heavy
Maybe call it a night
Roll it around and take it from the bottom again
I’m not afraid to lean over the ledge
But if you take too many you go over the edge
Make it a point to tell me when you get to the end
I’ve seen it break so many before
I don’t wanna stick around
Here and watch anymore
I’m not about to fight until the last of me dies
I’ll be resting my eyes
I’ll be resting my eyes
I’ll be resting my eyes”
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