Si bien este año no ha alcanzado en mi opinión el nivel del anterior en lo que se refiere al metal, si hablamos de subgéneros metálicos y más concretamente de black metal y quizá también de doom en sentido amplio (incluyamos el sludge/drone/stoner doom), la cosa cambia bastante, pues la cantidad de discos notables en esos estilos es para estar más que satisfecho.
El black metal es un subgénero que con el paso de los años, y especialmente desde mediados de los noventa, se ha ido abriendo a otras influencias y con ello enriqueciéndose de tal manera que las actuales propuestas basadas en él resultan de lo más variadas, sorprendentes y estimulantes. Esta apertura de las bandas de black metal a otros estilos, así como su propia incorporación al sonido de bandas procedentes de otros estilos ha hecho que el espectro del black metal se haya ensanchado enormemente, llegando con ello además a audiencias y a un grado de aceptación que de otro modo, en su originario y deliberado estado underground, hubiera sido impensable.
Pues bien, aprovechando las bonitas fechas en que nos encontramos, voy a dedicar una serie de entradas a comentar los discos de black metal, en sentido más o menos estricto, que más me han gustado este año, que son un buen puñado y de lo más variado. Aclarar antes de empezar que “Esoteric Warfare” de Mayhem ya fue aquí comentado en su día, por lo que quedará fuera de este repaso. Empecemos. Nachtmystium – The World We Left Behind: La despedida discográfica de los norteamericanos Nachtmystium, disueltos oficialmente en 2013, ha resultado ser quizá su mejor obra (dejemos a “Instinc: Decay” disputarle ese honor). “The World We Left Behind” es un adictivo cóctel sonoro que combina black metal con heavy metal de ascendencia ochentera (por momentos me recuerda a bandas como W.A.S.P.), sembrado de buenas melodías y riffs contagiosos que conviven sin problemas junto a las cargas de profundidad y descensos al abismo más propios del black metal y con una voz, la de Blake Judd, que suena sucia sin llegar a ser ininteligible. Todo el disco está envuelto por una tenue atmósfera de oscura psicodelia en la que no falta la presencia, siempre en un segundo plano, de elementos electrónicos (la canción homónima quizá sea el mejor ejemplo). Un disco accesible y de fácil escucha en el que destacaría la inmediatez de trallazos casi hard rock como “Fireheart” o “On The Other Side”, la solidez de temazos hipnóticos como “Voyager” o “In The Absence Of Existence” e incluso la belleza de la casi balada que cierra el disco, titulada “Epithaf For A Dying Star”. Mención aparte para “Into The Endless Abyss”, un tema de más de ocho minutos que comienza como una clásica canción de black metal para transmutar hacia la mitad en otra cosa diferente, extrañamente familiar y tremendamente adictiva. Sin duda uno de mis favoritos del año.Primordial – Where Greater Men Have Fallen: Los irlandeses Primordial engrandecen su nombre disco a disco. Su folk/black metal de raíz celta y ascendencia setentera sigue cautivando y convenciendo y se envuelve en esta ocasión de cierto espíritu doom para producir temazos del calibre del homónimo, “Babel’s Tower”, “Wield Lightning To Split The Sun” o (especialmente) la soberbia “Ghosts Of The Charnel House”. Primordial son a estas alturas un valor seguro y “Where Greater Men Have Fallen” no hace más que confirmarlo. Un disco lleno de épica en el que cada escucha pide una más. Se apodera de ti.
Dark Fortress – Venereal Dawn: Los alemanes Dark Fortress han grabado otro de los grandes discos de black metal del año. “Venereal Dawn” es un disco melódico, elegante, a ratos salvaje (“I Am The Jigsaw Of A Mad God” es un buen ejemplo) y a ratos atmosférico (“The Deep”), recorrido de principio a fin por una fuerte vibra progresiva (“Lloigor” remite inmediatamente a Opeth) y que tanto puede recordar a clásicos del género de los noventa como, a golpe de riff, acercarse al thrash y al death metal (“Betrayal And Vengeance”, “Luciform”). En los temas más largos con sus continuos cambios de ritmo y diferentes pasajes y atmósferas (“Venereal Dawn”, “On Fever Wings”) es quizá donde se puede apreciar una mayor riqueza y variedad de matices, pero son quizá otros como “Chrysalis”, “Odem” o la citada “Betrayal And Vengeance” los que hacen que te enganches al disco a la primera. Todo un acierto.