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‘Blade’ – La macarra adaptación de un personaje de cómic

Publicado el 01 abril 2013 por Cinefagos

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Wesley Snipes acaba de salir de la cárcel (o está a punto de hacerlo) tras sus problemas con el fisco, así que mientras intenta recuperar su carrera cinematográfica con una película que dejó a medias hace tres años o una más que presumible aparición en The Expendables 3, queda saber qué pasará con Blade, su franquicia más famosa y una irregular trilogía vampiresca que tuvo su mayor éxito con el estreno de la segunda parte, dirigida por Guillermo del Toro.

A veces me pregunto qué hay que hablar. Fueron tres películas, estrenadas hace años y que ahora pueden encontrarse fácilmente en DVD. No entiendo por qué una franquicia debería seguir activa por los siglos de los siglos, y por qué no se la puede dejar dormir el sueño de los justos una vez ha pasado el tiempo. De la misma forma que tampoco entiendo esa necesidad de resucitar Las Tortugas Ninja, o productor similares. Creo que deberíamos ver las películas como lo que son, y no como objetos con fecha de caducidad que necesitan ser renovados porque pierden validez.

Por desgracia, los estudios no lo ven así, y mientras nos preguntamos si lanzarán un reboot o no, con un actor más joven y menos problemático, vamos a echar un vistazo a las dos primeras entregas de Snipes. Me niego a hacer lo mismo con la tercera porque me pareció una gilipollez inaguantable, pero las anteriores estaban bastante bien dentro de sus límites.

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Los cómics de Blade no son tan conocidos como los de Spiderman o el resto de superhéroes, y por lo que sé, que no es mucho, la película no es una fiel adaptación de la historia de las viñetas. Empieza cuando una mujer embarazada muere al dar a luz tras ser mordida por un vampiro, y el resultado es Blade, un híbrido entre humano y vampiro que puede vivir a la luz del sol y que ha decidido irlos matando uno por uno, ayudado por su compañero Wishtler.

Lo más novedoso de la película es mostrarte a los vampiros desde un punto de vista alejado de los apolillados monstruos del cine de terror para buscar un acercamiento más real. Las discotecas, con esa canción tan machacona que hizo historia en los noventa, son el lugar de encuentro de estos seres que hablan un idioma muy característico. Es un estilo que hizo las delicias de los pastilleros del mundo entero, y que demostró que nadie es más chulo que Snipes para matar vampiros, con estilo y unos efectos especiales que no están nada mal.

Poco o nada nos importa su acompañante, una actriz de la que no hemos vuelto a ver gran cosa y que funciona sólo como hilo conductor para que sepamos que Blade es un tipo duro y que libra en las calles una particular batalla a ojos de todos. Vemos que tiene todo tipo de juguetes como espadas con sistemas de defensa y un traje muy molón, y que los vampiros son unos sectarios que van escribiendo glifos por las paredes y en las nucas de sus esclavos humanos.

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El villano está interpretado por Stephen Dorff, en un papel que hace que me acuerde mucho del malo de La Jungla 4.0, en el sentido de que es un chulito que va de interesante, y que contrasta mucho con la organización mafiosa de los vampiros. Cuesta mucho creer que Frost esté a la altura de tan selecto club, y con actitudes como la suya, entendemos por qué los canis de los noventa se sintieron tan identificados con un tipo muy malo que escucha a Prodigy.

Pero eso no quiere decir que la película sea mala, ni muchísimo menos. Cierto es que el cine de artes marciales (y Blade tiene un gran componente) siempre peca de lo mismo, y que hay momentos en que las peleas se antojan ridículas, pero es disfrutable al máximo si tienes un bol de palomitas a mano. Creo que destacaría grandes fallos como ese tren de metro que tarda un minuto exacto en pasar frente a la pantalla, o esos planos acelerados que han envejecido bastante mal, por no hablar de la famosísima mosca que se quedó pegada a la cámara durante el rodaje de un timelapse, muy utilizados, por cierto, para todo tipo de cine demoníaco. Pero son tonterías en las que sólo te fijas si te aburres o si quieres buscarle a esta película algo más de lo que es, un entretenimiento para macarrillas con un par de escenas de acción, perfecta para el lucimiento de Snipes y que logró abrir una franquicia que, con su secuela, lograría un gran nivel artístico, y con la tercera, se hundiría en el más profundo de los absurdos.

‘Blade’ – La macarra adaptación de un personaje de cómic
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