El Real Madrid venció al Atlético de Madrid en la Final de la Champions League tras imponerse en la ronda de penaltis por 5-3, después de empatar a uno en el tiempo de juego. Los blancos consiguen su undécima Copa de Europa.
El partido se dividió en partes muy definidas y claras. Empezó mejor el equipo de Zidane, controlando el juego a su antojo, ante un rival desconocido, que apenas presionaba y mordía. Llegó el gol madridista al cuarto de hora en una jugada a balón parado. La falta lateral botada por Kroos, la prolongó Bale de cabeza para que Ramos, en fuera de juego, batiera a Oblak. Con el marcador a favor, el Real Madrid dejó de llevar el peso del partido y se agazapó en su campo esperando a un rival que, pese a ir por detrás en el marcador, no atacaba con la suficiente verticalidad ni peligro.
Cambió el panorama tras el descanso de manera radical. Carrasco salió por Augusto y los rojiblancos despertaron, ofreciendo su mejor versión o, por lo menos, acercándose a ella. La segunda parte fue de total dominio atlético. Muy pronto pudo empatar la Final pero Griezmann mandó al larguero el penalti del que dispuso. La oportunidad perdida no mermó la moral de los de Simeone, que siguieron dominando y buscando con ahínco el gol del empate. Sin embargo, las ocasiones más claras fueron para el Real Madrid: Benzema, Bale y Lucas Vázquez tuvieron en sus botas la sentencia merengue, pero se encontraron con dos intervenciones magníficas de Oblak y con Savic evitando el gol bajo los palos. Perdonaron los blancos y a diez minutos del final Carrasco consiguió el tanto del empate en una magnífica jugada de ataque colectivo.
Se fue el partido a la prórroga con la sensación de que el Atlético llegaba mejor de fuerzas y moral al tiempo extra. Varios jugadores madridistas estaban muy mermados físicamente y, para colmo de males, Zidane había agotado los cambios antes de la prórroga. En cambio, a Simeone le quedaban dos sustituciones por hacer. Pero en el fútbol, las apariencias engañan.
No se si por prudencia, vértigo a la importante victoria o por falta de fuerzas, el Atlético no aprovechó la debilidad física de su rival, que encima, nuevamente, fue el que tuvo las ocasiones más claras para lograr el segundo gol, que volvieron a desaprovechar y no evitaron que el título se resolviera en la tanda de penaltis, en la que Juanfran falló el cuarto lanzamiento atlético y Cristiano Ronaldo no erró el definitivo penalti madridista.
Por trayectoria en esta edición de la Liga de Campeones, el Atlético merecía alzarse con el campeonato. Pero ayer en San Siro, en un partido muy igualado y disputado, no supo imponerse al Real Madrid que, mínimamente, quizá fue un poco más merecedor de la victoria. Enhorabuena al campeón y honor al Atlético de Madrid y su afición.