Revista Comunicación

Blogueros contra marcas ¿porqué?

Por Mamaconvergente2

#cocacola fiel compañera #summer

Como muchas personas de mi generación dejé tarde la adolescencia. Los días se amontonaban y yo me rodeaba de gente de todo tipo. Los que más me atraían eran las personas que se veían seguras de si mismas. Recuerdo un chico alto y guapo que me encantaba, siempre sabía lo que quería hacer, era una de esas (odiosas) personas que tenían una vocación definida, sabía que quería casarse, tener hijos, eso sí, después de haber viajado mucho. También tenía amigas con la certeza de saber a qué se iban a dedicar y creo que podrían definir con exquisito detalle como sería su vida años después.

Pero según entras en la madurez muchas de esas personas a las que puedes llegar a envidiar, en realidad no te convienen. Incluso muchas pueden ser peligrosas. Detrás de las verdades absolutas muchas veces no hay absolutamente ninguna verdad, sólo hay una idea que alguien tiene porque no conoce mucho más. La seguridad muchas veces se debe a un desconocimiento de la realidad. Acertar o no acertar es cuestión de suerte.

Hay dos cosas que van a causarte problemas siempre. Una de ellas es la honestidad, y la otra es situarte entre dos posiciones opuestas.  Por lo general hago ambas cosas, ser honesta con aquello que hago y con las cosas que escribo, y no situarme en ningún extremo.

Desde hace tiempo escucho en bandos diferentes dos verdades absolutas en los dos extremos de la cuerda que a día que pasa está más tensa:

-Las marcas no tienen idea de relaciones públicas con blogueras

-Las blogueras son unas divas, bordes, sin un ápice de profesionalidad y que además no tienen idea de lo que las marcas quieren de ellas.

El problema que tiene una marca a dirigirse a los blogueros es que no saben qué esperar detrás de la pantalla. Acostumbrados a tratar con periodistas y personajes públicos con asesores y managers, creyeron que se encontrarían con profesionales. Ilusos ellos pensaron en sus delirantes sueños que al otro lado de la pantalla podrían ayudarlos en su promoción. Lo que encontraron fue un grupo completamente heterogéneo de personas con las que tratar empezaba a convertir en un auténtico problema.

¿No entienden las marcas a los blogueros? ¿No saben jugar los blogueros al juego de la publicidad y las relaciones públicas?

Comenzaron, en los blogs estadounidenses donde vestían a blogueras de arriba a abajo, para conseguir la atención de la comunidad bloguera, y funcionó.

Sin embargo en las páginas de habla hispana, no son ni uno ni dos los ataques de los blogueros y  blogueras a las marcas. Entre las principales quejas están:

- Que la marca o agencia no se preocupe de examinar con lupa la temática de su blog y su estilo personal.

- Que no les paguen en relación al tiempo que tardan en generar un post

- Que no se dirijan en los términos que estiman conveniente (muchas dudas con respecto a este punto, van surgiendo según reviso este post)

- Que las inviten a eventos cuando ellas prefieren pagarse ellas el cóctel y no deberle nada a la marca

- Que inviten sólo a las blogueras de moda

- Que les ofrezcan publicar notas de prensa

- Y un largo ecétera

Las marcas piensan (volvamos a mi primera lista): {Las blogueras son unas divas, bordes, sin un ápice de profesionalidad y que además no tienen idea de lo que las marcas quieren de ellas.}

Esos ilusos relaciones públicas y reputados CM, RRPP, y siglitas similares creyeron estar trabajando con profesionales, cuando en realidad están trabajando con personas que no entienden el término “prescriptora” o “relaciones públicas”. Blogueras que en realidad se alimentan de los post de otros blogueros que les dicen cómo tienen que actuar con ellos. Mandarlos más allá de la estratosfera por no pararse detenidamente a averiguar todos sus gustos y manías.

Estar a los dos lados a veces es complicado. Escucho a empresarios, a agencias de publicidad quejarse a menudo de los blogueros, y aunque a veces me cause sonrojo pensar que estoy a ese lado también, creo que las marcas tampoco han sabido hacer frente a las relaciones públicas con personas que no son profesionales y muchas de ellas no tienen intención de serlo.

Las marcas no siempre lo hacen bien, lo que está claro es que hablan lenguajes diferentes. Quizás no esperaban que detrás de un bloguero que habían encontrado en un directorio había en realidad un ego digno de una gran estrella de Hollywood. Puede que sus propuestas no sean deshonestas, pero sí insuficientes.

Pero ¿sabe un bloguero cuanto cuesta su recomendación o su mención?

El post no se mide en tiempo, sino en repercusión. Es decir, en su capacidad de influir, tanto en el número de personas a las que pueda llegar como en la veracidad. La veracidad ahí sí es donde el bloguero se la juega. Si está comprado por una marca lo acusarán ( o eso piensan). Por eso muchos prefieren no indicar que le pagan por ello o que le regalaron el artículo.

Mente del marketero: El dinero se traduce en dinero. Tú vales tanto como puedas ganar para mí. Sin embargo aún me sobra presupuesto para invitarte a un evento y con suerte lo contarás en Twitter.

Mente del bloguero: Mi tiempo es oro. Si tu dinero no vale mi tiempo y además no me llamas por mi nombre ni te apellidas Versace, chao.

En mi opinión empresas y marcas deben crear buenas sinergias. Los blogueros no son o somos medios de comunicación ni personajes públicos convencionales. La mayoría no conocen las “antigüas reglas de la mutua conveniencia”.

En mi particular mundo situado ahí en medio, donde se reciben los golpes de ambos lados, lo que hago es que cuando recibo una propuesta:

1.- Estudio si es viable

2.- Si no lo es intento estudiar que otras cosas puede ofrecerme esa empresa que sí pueda interasarme

3.- Si nada tiene que ver contesto educadamente, nunca se sabe cuando volveremos a encontrarnos con el camino.

Lo único que logra mi completa indiferencia son el intercambio de enlaces de empresas “X” extrañas que ni conozco ni estoy segura de porqué siguen ofreciendo intercambio de enlaces cuando Google no lo entiende.

Si alguien llama mañana a tu puerta, antes de descartar piensa que en el futuro podréis encontraros de nuevo. El futuro tiene la costumbre de ser incierto y de tratar de darte lecciones.

Todo lo que hagas hoy, te repercutirá mañana. Al final todos acabamos encontrándonos por el camino de nuevo.


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