No esperaba absolutamente nada del nuevo disco de Blondie, y efectivamente no me equivocaba. El noveno disco de Deborah Harry y sus chicos, es la cosa más innecesaria con la que me he topado en estos últimos meses. No entiendo muy bien la manía que tienen los grupos míticos en destrozar su carrera, que en este caso ya estaba un poco deteriorada gracias a ese horrible No Exit que sacaron en 1999. La banda neoyorquina tenía una carrera intachable hasta 1982, en la que lograban, casi sin pestañear, una comunión entre comercialidad y calidad que muy pocos han conseguido. En tan solo seis años sacaron una colección de grandes canciones que fueron todo un éxito, y que en muchos casos se adelantaron a su época (hay que recordar que Deborah Harry fue la primera mujer que grabó un rap en aquel enorme Rapture). Bueno, pues parece que se han empeñado en terminar estropear su carrera.
Este Panic Of Girls tiene todos los clichés que puede tener un disco de reunión de viejunos: una productor moderno que les haga una producción desfasada, y que haya trabajado con los grupos del momento (Jeff Saltzman ha producido a los horrorosos The Killers); alguna versión de una banda adorada por la crítica (hacen el Sunday Smile de Beirut), y un intento desesperado de repetir los hits de su época dorada (se pasa medio disco intentado hacer el nuevo The Tide Is High). Para colmo nos encontramos con una especie de homenaje a Kimera cantado en español llamado Wipe Off My Sweat. Pocas cosas me han dado tanta vergüenza ajena como ese estribillo (papi, papi, ven y bésame, papi, papi, you’re the best), y ese ritmillo de chiringuito playero.
De todo el disco solo destacaría Girlie Girlie, que para colmo es una versión de Sophia George, y What I Heard que recupera su rollo new wave, y no suena del todo mal. Vamos, que se han lucido de lindo con este Panic Of Girls.
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