Uno se acostumbra al lujo y al acomodo con una facilidad asombrosa, y cuando las actividades legalmente dudosas de su marido salen a la luz, la vida de la que gozaba “Jasmine” se ve hecha trizas. Aunque la cosa anda lejos de ser tan simple, y poco a poco se nos va a ir destapando un crisol de instintos primarios, pero el caso es que nuestra protagonista acaba en San Francisco viviendo en el apartamento de su hermanastra Ginger, la misma que repudiaba por vulgar y con la que tiene una cuenta pendiente del pasado. El cambio resulta fatal para la integridad emocional de una Jasmine que se resiste con todas sus fuerzas y quiere resurgir como un elegante ave fénix de Dolce and Gabbana, revelándose e instando a revelarse a su hermana ante lo malo conocido que las rodea ahora a ambas.
Sí, señores, música de tambores porque Woody Allen ha cumplido con su cita habitual de todos los años y lo ha hecho por la puerta grande con este drama con vetas de humor y espartana naturalidad, posiblemente su mejor película (y si no, al menos la más descarnada e incisiva) desde Match Point. El maestro neoyorkino se ve acompañado en este camino de triunfo por una Cate Blanchett colosal que dibuja a la perfección, con aplomo y toda clase de matices, un personaje desubicado del mundo construido por y para ella misma, que lucha por superar la humillación que eso supone y que en el camino se topa con la vida real de la mayoría de las personas que la rodean. Descarnada crítica social y enfrentamiento de clases en resumidas cuentas, sin tapujos ni pelos en la lengua.
Y para que una actriz tan notable pueda entregar lo mejor de sí misma hace falta que se alineen distintos factores como que te dirija un experto en sacar partido a los intérpretes, que el resto del reparto esté a la altura y sepa dar la réplica en el lucimiento o que el guión sea una joya cargada de claroscuros al nivel de los mejores destellos de Allen en su dilatadísima trayectoria por el mundo de desnudar flaquezas humanas en la gran pantalla.
Si bien es esta humanidad de los argumentos del director, así como estructura, composición, o estética de sus películas lo que juega en mi contra cuando disiento de los que afirman que el cine de Woody Allen es siempre la misma historia contada de igual manera y ni siquiera siempre con distintos rostros, animo a los críticos a ver esta obra de arte. En ella saborearán el delicioso toque afrutado que se camufla en el amargor de la ginebra de este cóctel digno de coleccionista de momentos y emociones en la estantería de los DVD; y digo DVD porque aun resaltando que la fotografía está firmada por el gran Javier Aguirresarobe, el cine de Allen no se caracteriza por su espectacularidad visual ni su riqueza en extras del rodaje para ser incluidos en la edición Blu-Ray y hacer la mayor caja posible tras la taquilla: para bien y para mal, genio, figura y estilo propio chapado a la antigua.
Dirección y guión: Woody Allen. Duración: 98 min. Intérpretes: Cate Blanchett (Jasmine), Alec Baldwin (Hal), Sally Hawkins (Ginger), Alden Ehrenreich (Danny), Andrew Dice Clay (Augie), Louis C.K. (Al), Charlie Tahan (joven Danny), Bobby Cannavale (Chili), Max Casella (Eddie), Peter Sarsgaard (Dwight), Michael Stuhlbarg (Dr. Flicker). Producción: Letty Aronson, Stephen Tenenbaum y Edward Walson. Fotografía: Javier Aguirresarobe. Montaje: Alisa Lepselter. Diseño de producción: Santo Loquasto. Vestuario: Suzy Benzinger.