Revista Cine
Blue Jasmine, probablemente el mejor guión de este año
Publicado el 16 febrero 2014 por Carmelo @carmelogtCon Blue Jasmine nos encontramos de nuevo al mejor Woody Allen, poniéndonos al borde del precipicio al hacernos pensar qué hay después de Jasmine sentada en ese banco hablando sola. Es el principio de la locura, de los centros siquiátricos, del alcoholismo, de la soledad y la desesperación, y, (por qué no también) de algún intento de suicidio. Pero eso Allen ya no nos lo cuenta. Y no es que no le interese. A su modo, de un modo ingenioso y cómico, ya nos cuenta lo que es un enfermo mental en Zelig, claro que ese enfermo es tan sumamente divertido que casi se nos olvida su enfermedad. Sí le interesa la locura claro, cómo no le va a interesar a él, que siempre ha hablado de los siquiatras y sus pacientes, bien es cierto que no en el peor estado en que éstos se pueden encontrar.
Aunque realmente haya querido contraponer dos clases sociales diferentes, no es el principal objetivo. No se trata de condenar a una ni a otra, ni se trata siquiera de poner el énfasis en las corruptelas financieras de los que tienen dinero. Creo que, más bien, la clave es recordarnos que las circunstancias personales pueden hacer que un día estemos arriba y otro bien abajo. No es sólo cuestión de dinero; a Jasmine la vida, después de sonreírle, le da buenos golpes: infidelidad y bancarrota. Quizá para ella es suficiente para caer en lo más hondo.
Jasmine está intentando agarrarse a la vida, pero a la vida que ella tenía. Y ese es su error. Le falta un buen grado de humildad para reconocer que la vida que lleva su hermana no es tan mala ni tan horrenda. Pero claro, vestir de marca, tener una casa enorme, con sirvientes, ir a fiestas de la clase social alta, se echa de menos, lógico. Es precisamente eso, su falta de adaptación a las nuevas circunstancias, lo que le hace terminar hablando sola en ese banco.
En Blue Jasmine, Allen no da mucha ocasión para el humor, es una de sus películas más dramática y pesimista.
Por cierto, a mi Jasmine me recuerda enormemente a uno de mis personajes favoritos: la Blanche de Un tranvía llamado deseo.
Disfrutamos en Blue Jasmine de una Cate Blanchett extraordinaria, una no menos buena Sally Hawkins y un Alec Baldwin en uno de los papeles que mejor sabe hacer: esposo infiel.