¿Qué tiene esa esponja amarilla y cuadrada que ha engatusado a todos, niños y mayores? ¿Cuál es el secreto de que los artículos para el colegio (mochilas, estuches, cuadernos, etc.) más vendidos sean los que llevan impresas las caras de Bob Esponja, Calamardo Tentáculos, Patricio Estrella y Arenita Mejillas? ¿Cómo una esponja marina que trabaja en una hamburguesería ha ganado más de una veintena de premios internacionales? Y, más aún, ¿cómo una serie, supuestamente infantil, tiene una legión de seguidores en el público adulto? Para responder a estas preguntas, conviene leer este artículo de Mar Tagle, publicado hace 3 días en la revista Época.
Antes de analizar el fenómeno Bob Esponja (emitido en Clan TVE), y por si algún lector es ajeno a este boom televisivo, describiremos grosso modo quién es este nuevo héroe infantil, un tanto alocado, y de dónde ha surgido.
Bob Esponja es, como bien define su nombre, una esponja marina rectangular y de color amarillo, que vive en el océano Pacífico, en la ciudad submarina de Fondo de Bikini. La casa de Bob es una piña, donde vive con su mascota caracol Gary. Su vecino es Calamardo Tentáculos, un calamar al que tiene tendencia a poner de los nervios, hecho que suele encantar a los fans de Bob. Sus dos mejores amigos, con los que vive todo tipo de extrañas aventuras, son el amigable pero tonto Patricio Estrella, una estrella de mar rosada y obesa, y Arenita Mejillas, una ardilla inteligente y fuerte, aunque un poco presumida, que vive en un domo de poliuretano en el fondo marino, y que necesita llevar un traje especial para sobrevivir bajo el agua.
El sueño de Bob es convertirse en el cocinero más famoso del mar y, gracias a su maña haciendo hamburguesas en el Crustáceo Crujiente, Bob vive en una ilusión constante, desprende energía allá donde va y siempre está deseoso de hacer cosas nuevas.
El artífice de este mundo fantástico es Stephen Hillenburg, artista, animador y biólogo estadounidense, cuya pasión infantil por la serie El mundo submarino de Costeau le hizo decantarse por los estudios de biología marina en la Universidad de California. Tras trabajar de profesor en el Instituto Oceánico del Condado de Orange, decidió combinar su pasión con la animación, se matriculó en el Instituto de Artes de California y creó una serie de cortometrajes para explicar la vida en el fondo del mar de manera divertida y atrayente. Uno de ellos, Wormholes (1992), tuvo bastante éxito en diversos festivales de animación y le sirvió de escaparate para que le contrataran en la cadena infantil Nickelodeon, como guionista y director creativo. Años después, Hillenburg mostraría a sus compañeros un cómic que había dibujado en 1989 sobre las piscinas de roca naturales que labra el mar, y su fauna. Les encantó, lo readaptaron y en 1999 veía la luz Bob Esponja.
En 2007, fue nombrado por la revista Time como uno de los 100 mejores programas de la historia de la televisión. Una década después de su creación, y con una veintena de premios a la espalda, ocho temporadas y cuatro películas, se puede afirmar que Bob Esponja es ya el icono de una generación, como lo fueron en su día Heidi, Espinete o Epi y Blas, aunque con ligeras diferencias...