River y Boca disputaron la revancha del encuentro disputado en Mar del Plata y en el estadio Malvinas Argentinas de la provincia de Mendoza igualaron 1-1, por lo que el trofeo Luís B. Nofal que estaba en juego quedó en manos del equipo que conduce Julio Cesar Falcioni.
Acabados los amistosos de verano, para ambos conjuntos ahora será momento de recuperarse bien de los trabajos de pretemporada e ir ajustando los últimos detalles con vistas al inicio del Torneo Clausura, certamen que afrontarán con las ansias de ser protagonistas.
Como ocurriera hace un par de semanas en Mar del Plata, fue River el que inició mejor el encuentro, con Acevedo y Almeyda tomando el control del centro del campo y Lamela –recostado en la izquierda pero con clara tendencia a irse hacia el centro- mostrándose participativo y estrellando un zurdazo bárbaro al palo cuando solo se jugaban cinco minutos.
Pasada dicha acción, bastaron dos minutos para que el once de Juan José López haga efectivo su dominio y lo materialice en la red, con Pavone recibiendo el centro desde la derecha de Buonanotte, direccionando su cabezazo y beneficiándose del rebote de Javier García para convertir el primer gol del encuentro.
Sir ser extremadamente preciso en el traslado del balón, pero si muy incisivo y vertical, River dominaba y acumulaba opciones, a diferencia de lo que sucedía con un Boca inconsistente, mal parado y dubitativo en defensa.
Buonanotte y Almeyda, este con un remate casi desde la mitad de la cancha que sorprendió a García, pudieron convertir antes de los 10 minutos y fue recién pasado los quince cuando Boca logró acercar peligro al arco defendido por Chichizola, primero con un cabezazo de Caruzzo y luego con un tiro libre bien dirigido pero bastante débil de Chavez.
Con River en control total de las acciones, nada hacia suponer un cambio en el marcador, hasta que a los 26 minutos un imprevisto, de aquellos que no se esperan y que habitualmente suelen golpear duro, lo alteró absolutamente todo.
Quien lo sufrió fue Chichizola y quien estuvo en el lugar oportuno para aprovecharse de su error –el arquero no controló ni tampoco logró despejar un centro desde la derecha de Colazo, quien previamente paró el balón con la mano- e igualar el encuentro fue Palermo, anotándole nuevamente un gol a River.
Todo cambió a partir de entonces. River perdió confianza y todo lo bueno que había hecho hasta ese momento pareció desvanecerse, lo que posibilitó ver a Boca mejor parado, más suelto y con sus volantes ocupando más y mejor el terreno.
Instantes después pudieron convertir Caruzzo y Colazo y la primera parte acabó con mejores sensaciones para el cuadro de Falcioni, que mucho más asentado también inicio mejor el complemento, desperdiciando dos ocasiones clarísimas para adelantarse en el marcador, una de Mouche –recibió el centro de Clemente y lo perdió solo- y otra de Palermo.
Pasadas dichas acciones y progresivamente, el encuentro fue decayendo. Impreciso y sin más recursos que el envío largo para Pavone, de descomunal despliegue pero sin más compañía que la de su propia sombra, River tomó sus recaudos y exceptuando algún que otro balón parado casi ni se acercó al arco custodiado por García, situación que Boca, tal vez desgastado, no supo aprovechar para adelantar sus líneas ir en busca de la victoria.
Fue así que el clásico fue languideciendo hasta que tras largos minutos sin situaciones de gol y con ambos equipos repitiendo imprecisiones, Héctor Baldassi decidió ponerle punto final.
Faltan dos semanas para el inicio del campeonato y las sensaciones dejadas por unos y por otros parecen ser bien distintas. Aun teniendo que mejorar distintos aspectos, Boca parece estar mucho más cerca que River de transformarse en un equipo confiable y con aspiraciones.
Los goles del encuentro: