Los últimos fracasos colectivos, turbulencias internas, planes mal trazados y rendimientos individuales lapidarios finalmente dictaron una nueva renovación en Boca, de esas que remueven nombres de peso desgastados y traen instrumentos frescos para el armado de una nueva base. El nuevo Boca que comandará Borghi ya cuenta con Luchetti, Caruzzo, Cellay, Insaurralde y Escudero. Una inversión importante la realizada por Ameal, que llegaría a superar los 10 millones de dólares, cifra de alto impacto para lo que es el devaluado mercado local. Mérito importante el de la dirigencia al conseguir jugadores de jerarquía en el fútbol interno, algo que se había vuelto una misión muy compleja en los últimos tiempos, ya que los clubes chicos y medianos pasaron a negociar sin filtros de por medio con las billeteras europeas.
No es la primera vez que sucede en los últimos años. Macri ya había implementado una medida de este tipo cuando Basile arribaba a construir su primer exitoso ciclo, allá por mediados del 2005, y se encontró con las llegadas de Cata Díaz, Bilos, Pocho Insúa, Battaglia (volvía del Villarreal), Ibarra (otro que retornaba), Krupoviesa y Marino. Una columna vertebral renovada. Los que dejaban sus lugares eran históricos como Matellán, Cascini o Traverso. Un capitán histórico como Cagna fue otro que dejó su espacio y glorias como Guillermo Barros Schelotto y Chelo Delgado perdieron definitivamente el lugar con el mejor Rodrigo Palacio, que había llegado apenas un semestre atrás. Lo gastado por Macri también fue alrededor de los 10 millones. Retoques profundos, después de los poco productivos ciclos de Tabarez, Brindisi y Chino Benítez.
Grandes compras que justificaron sus contrataciones con tres títulos en seis meses y más tarde agregaron otro par de lauros. Una apuesta que salió redonda. Además, pese a que por momentos le costó -remember los cubitos de hielo arrojados a Basile, para su imaginario vaso de whisky- el equipo mostraba un juego aceitado y lucido. Hasta el instante en el que La Volpe metió la mano, era una maquinita perfilada para quedarse también el Apertura 06.
Este flamante Boca, también con nuevo entrenador, y que encima viene de ser campeón, reformó completamente la última línea. Luccheti, Cellay, Caruzzo e Insaurralde (llegó a integrar la nómina premundialista de Maradona) llegaron para ser titulares en un sector que viene haciendo agua desde hace casi tres años. Se dinamitó completamente esa frágil pared y se trajeron a varios de los mejores y más rendidores zagueros del país para no volver a sufrir los 35 goles del último certamen. Encajan justo para el sistema predilecto de Borghi, con línea de tres.
Artillería para atacar no le faltó en los últimos torneos, al menos con Riquelme en condiciones estables. Justamente falta que el enganche concrete su renovación. Sin él, Boca se vería obligado a encontrar rápidamente un nuevo generador -el pibe Cañete tienen respaldo, pero…-. Igualmente, también se sumó a un recurso interesante como Escudero, prodigio para el desequilibrio en Vélez pero que no logró asentarse en España.
Los que agotaron su presencia y ya no formarán parte del club son emblemas como Ibarra y Morel Rodríguez, jugadores de nulo aporte como Rosada, Gunino o Prediger, y un apellido muy desgastado como Paletta, símbolo de la flojera defensiva.
En la previa, no se le puede reprochar casi nada a la tan castigada (y, hasta acá, con razón) dirigencia xeneize. Antes de partir a la pretemporada por Oceanía, ya tiene gran parte de los refuerzos contratados. Sólo le faltan sumar algunas caras más -el chileno Fierro- y lograr la firma de Riquelme, ya que las de Palermo y Battaglia están hechas. Hasta la elección del DT parece perfecta. La tarea de Borghi, además de levantar lo hecho por Ischia, la segunda parte de Basile y Abel Alves, también pasará por conseguir calmar las batallas internas y contagiar a un grupo que viene de varias agitaciones con su particular estilo y humor. Boca, parece, viene moviendo las palancas correctas para dejar de penar y retomar la posición que la historia que su heráldica le reclama.