Por Gastón del Torto / @g_deltorto
Una vez terminado el partido, con “diario del lunes”, no dudo en decir que Boca se encargó de hacer todo lo posible para que River se lleve la victoria de visitante tras 7 años. Sin embargo, el equipo de Juan José López no aprovechó ese favor y perdió 2-0 con goles de Juan Pablo Carrizo en contra y Martín Palermo (este sería su último Superclásico).
Apenas Pablo Mouche y el segundo tiempo de Cristian Chávez son las actuaciones que se pueden rescatar del conjunto “Xeneize”. El equipo de Julio Falcioni no jugó bien, de hecho igual que en los anteriores partidos, pero contó con el factor suerte. Lejísimo estuvo el partido de ser “un polvo bárbaro” como describió el entrenador. Porque la defensa fue el mismo flan de siempre, Leandro Somoza no pudo parar a Lamela en todo el primer tiempo, Nicolás Colazo se estancó en la izquierda y no influyó. Juan Román Riquelme tampoco apareció y Palermo, a quien no le hace falta jugar bien para convertir, sólo anotó el segundo. Nuevamente con la especialidad de la casa: el cabezazo. Muy bien dirigido por encima de la cabeza de Carrizo.
Justamente el arquero de River demostró esta tarde ser un humano con errores, igual que el resto. Porque en este campeonato sus atajadas le dieron varios puntos a su equipo. Su figura dentro y fuera de la cancha lo llevó a ser nuevamente convocado a la Selección Argentina y ser el potencial titular en la Copa América. Pero hoy tuvo una mala tarde. Desgraciadamente en el Superclásico. Tuvo clara incidencia en el primer gol de Boca: ya que tras la peinada de Luciano Monzón, impactó mal la pelota con su palma por lo que el balón salió despedido para su propio arco. A partir de allí se mostró inseguro y algo dubitativo (más que nada con los pies) aunque no tuvo mucho trabajo.
Por otra parte, River tuvo el mismo problema de todo el campeonato: los goles. Tanto Funes Mori como Pavone simularon muchísimo más de lo que jugaron. Estuvieron constantemente tirándose y reclamando faltas; en vez de seguir jugando y concentrarse más en devolver paredes o disparar al arco. Ambos tuvieron chances bastante claras para ponerse arriba en el resultado, y luego para empatar. Particularmente, el ex Estudiantes que, ante la salida de Cristian Lucchetti la picó pero Juan Manuel Insaurralde la despejó en la línea.
Esta es la gran cuestión de River. Todavía le hace falta un delantero que se asocie con el resto, que no se disperse entre los centrales, alguien que tenga pies para jugar. Y de hecho lo tiene. Pero en el banco. Porque Leandro Caruso demostró ser capaz de ayudar en la gestación de juego y no apartarse de la misma. Por alguna razón desconocida, desde la vuelta del “Tanque” volvió a calentar el banco de suplentes.
En el trámite del partido, River fue un poquito más, hasta los 15 del segundo tiempo donde comenzó a atacar por inercia y desesperadamente. Por el contrario, en el primero, de la mano de Lamela llevó mucho peligro al arco rival. Pero las oportunidades no fueron aprovechadas. Roberto Pereyra también acompañó al número 10 aunque sigue errando en el último toque. Claramente la diferencia la volvió a ser la eficacia (acaso lo más común en el fútbol). Sin ir más lejos, Boca llegó sólo una vez en la primera parte y se fue al descanso ganando 2-0.
Por último, me quisiera solidarizar con aquellos que vimos el partido por televisión. Sinceramente les pido que no escuchen, que hagan “oídos sordos” a los comentarios de Marcelo Araujo y Julio Ricardo. Cada vez más empecinados con arruinarnos las tardes domingueras. El primero de ellos recurriendo constantemente a pedidos burdos como expulsar al técnico cuando llega tarde en el entretiempo o evidenciando frente al público las equivocaciones del resto.
Con respecto al segundo… ¿Qué decir? Desde que los partidos son transmitidos “para todos” los televidentes lo hemos tenido que sufrir. Él no comenta sino que dice cosas imaginarias, que no pasan. Al igual que su “compañero de fórmula” insiste en datos banales, de poca trascendencia y no saben identificar a los jugadores. Es decir, poco compromiso con su trabajo. Los últimos quince minutos de partido, señaló en más de una vez la situación “crítica” en la que se encuentra River, en referencia al promedio. Queriendo hacer de eso una noticia rutilante o con importancia. Tal vez obviando que todavía restan cinco partidos y que el momento del “Millonario” es muy similar al de Tigre, Arsenal e Independiente. Pero claro, garpa más decir que River va a descender.
En fin, River no pudo volver a ganar en La Boca tras aquella victoria 1-0 con gol de cabeza de Fernando Cavenaghi. Incluso, J. J. López perdió su primer encuentro como visitante desde que asumió como técnico, justamente contra el mismo rival pero en el Apertura 2010. En la próxima fecha, la número 15, Boca visitará a Arsenal y River recibirá a San Lorenzo.