Echando la vista atrás, personalmente este 2017 nos ha brindado momentos muy buenos y especiales, pero también algunos muy malos, por lo que terminamos el año con una sensación un poco agridulce.
También me hubiera gustado publicar recetas más asiduamente, pero el cuerpo me pedía un poco de relax y desconexión (¡que ya son muchos años tras este blog!) y, por experiencia, sé que hay que hacerle caso y tomarse las cosas como vienen, parar y recuperar las fuerzas. Y os doy las gracias por seguir ahí pese a este medio parón y pasaros de vez en cuando a saludarnos, es lo que hace que sigamos por aquí y mantebgamos las ganas de continuar.
Así que a pocas horas de comenzar el 2018, a este nuevo año me gustaría pedirle que sea bueno con los que nos rodean y nos leen por aquí ;), que todos los proyectos que tenemos por delante se hagan realidad y, sobre todo, mucha salud, amor y felicidad para disfrutarlo a tope.
¡Ah! y también le pido que podamos seguir descubriendo nuevas recetas y ricos platos para poder compartirlos con vosotros, como este que os traemos hoy para despedir el año de la mano de mi padre.
En navidades siempre les toca celebrar un día en su casa y les encanta buscar algo nuevo con lo que sorprender, normalmente para el aperitivo o primer plato. Y este año nos sirvieron estos bocaditos que, además de ser sanos, están riquísimos y no se tarda nada en prepararlos, por lo que son ideales si buscáis alguna idea de última hora.
Además se pueden adaptar muy bien a vuestros gustos o a lo que tengáis en el frigorífico cambiando, por ejemplo, el mascarpone por queso de untar o el salmón por trucha u otro pescado ahumado. Así que no lo dejéis solo para estas fiestas porque es un aperitivo que triunfará siempre que lo pongáis.
Os deseo que disfrutéis muchísimo de esta noche, que tengáis una buena salida de año y una mejor entrada ¡nos vemos en el 2018 para seguir compartiendo un montón de ricas recetas!
Ingredientes (para 22 unidades aprox.)
- 2 calabacines
- 125 gr. de mascarpone
- 100 gr. de salmón
Prepara una olla con agua y ponla a fuego fuerte para que hierva.
Mientras, lava bien el calabacín y córtalo a rodajas a lo largo. Como tienen que ser bastante finas, es mejor que te ayudes de una mandolina pero si no tienes, solo necesitas un buen cuchillo y un poco de paciencia ;).
Una vez que el agua ya esté hirviendo, añade las rodajas de calabacín.
Déjalas hervir unos 10 segundos, sácalas del agua y ponlas a escurrir. Esto hará que el calabacín se ablande un poco y sea más manejable.
Para preparar el relleno, corta el salmón en trocitos pequeños, mézclalo bien con el mascarpone ¡y ya está listo!
Ya solo queda montarlo. Estira una de las rodajas de calabacín, añade aproximádamente una cucharada de relleno en una de los extremos y enrróllalo.
Pincha un palillo en el centro para que no se abra y sea más fácil cogerlo.