Bochorno

Hace bochorno hoy y es que han empezado los calores del verano. Será eso o que la patronal se ha hecho cómplice de la climatología en un verano que se presume ensordecedor. La CEOE ha sacado sus trapos más veraniegos pero sigue sin renovar vestuario. En su lugar, vuelve a la ropa que viene llevando hace décadas, demasiadas, impregnada de un tufo a alcanfor que inunda los despachos. Calores y colores, que son los que me ha sacado el último capítulo de la saga de informes del Instituto de Estudios Económicos, dogma y doctrina de la CEOE, que viene a ser como la Real Academia de Historia en versión económica. Y me pregunto, ¿es ésta la patronal que nos merecemos? ¿Son estos nuestros empresarios, los llamados a un compromiso responsable y solidario para salir de la crisis, los encargados de innovar, de asumir riesgos y de apostar por el capital humano? Por cierto, ¿alguien se acuerda cuando se les llenaba la boca alabando a ese mismo capital humano de sus empresas como clave de su éxito? ¿Es ese mismo capital humano al que no dudan en echar a la calle con los mínimos costes a la que las cosas amenazan con ponerse feas? ¿Por qué los empresarios honestos de este país que, aunque siendo minoría, no salen a la calle con grandes pancartas en las que se lea “No nos representan”? ¿Habla en serio esta patronal cuando propone un despido único (perdón por el lapsus, quería decir contrato único) de 20 días por año trabajado? ¿Son un brazo armado de las ideas más retrógradas que han florecido aprovechando la primavera de crisis? ¡Qué bochorno!