Revista Psicología

Bodas de diamante de la clorpromazina

Por Lizardo

Bodas de diamante de la clorpromazina
Una añorada forma de presentación de Clorpromazina: los supositorios (Science Museum, London).
Conmovedor es recordar que la clorpromazina cumple ya 60 años y lo hace convertida en toda una respetable matrona.
Y no sólo es notable la efeméride por lo que pudo haber significado positiva y simbólicamente esta molécula antipsicótica en la historia de la psicofarmacología y la psiquiatría, sino porque permite rememorar el contexto en que dio sus primeros pasos.
Hojeo un Compendio de Psicofarmacoterapia de Walter Pöldinger, editado por el Servicio Científico Roche en 1968. Pöldinger era jefe de psicofarmacología clínica en la clínica psiquiatrica de la universidad de Basilea. Uno podría presumir, a la actual usanza, un grueso conflicto de intereses y que el Dr. Pöldinger en su manual, editado contimás por laboratorio farmacéutico, reventaría ensordecedoras bombardas a las moléculas psicotropas.
Pero no, con austeridad germana Pöldinger apuntaba: "Lejos de oponerse, la farmacoterapia y la psicoterapia deben combinarse de manera adecuada. (...) Éstas se completan en las indicaciones oportunas, debiendo constitutir siempre la psicoterapia, y sobre todo la toma de conciencia de la conducta errónea  inconsciente y el estímulo de las relaciones sociales, la clave fundamental de todo tratamiento psiquiátrico." 
Luego Pöldinger enriquece su expresión con el siguiente gráfico donde compara los planes de tratamiento psiquiátrico antes y después de los medicamentos psicotropos, (atención al detalle pues en ambos esquemas un mismo vértice se privilegia):
Bodas de diamante de la clorpromazina
Y enternece rememorar en el mismo manual la clasificación de entonces de los medicamentos psicotropos: categorizados en neurolépticos, timolépticos, timeréticos, estimulantes y psicolíticos, según sus actividades diferenciales sobre la mente. Por supuesto, enternece no porque se haya hoy modificado hasta la obsolescencia dicha clasificación, al contrario, sigue sin mayor cambio en cuanto a dispar y, de hecho, es hasta menos sofisticada en algún aspecto. (En una entrada previa comentábamos precisamente sobre un "nuevo antidepresivo" y cómo en los últimos 30 años o más no se han diseñado realmente nuevos psicofármacos).  
Bodas de diamante de la clorpromazina
Este otro gráfico en forma de colorido disco da puntual cuenta del traslapamiento de los efectos de varios de los fármacos reseñados (y da cabida a la nostalgia de aquellos psicodélicos años 1960):
Bodas de diamante de la clorpromazina
Séanos excusado este largo introito para recomendar el artículo del Dr. Juan Medrano recientemente aparecido en la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría y cuyo título tomamos a préstamo para la entrada: Las bodas de diamante de la clorpromazina. El Dr. Medrano, autor de aquella memorable página electrónica denominada Psiquiatría Insólita (durante los años que cursamos la especialidad, a la par que instruirnos, nos demostraba que la psiquiatría no tiene porqué ser ampulosa ni acartonada y que una sonrisa suele ser más inteligente y constructiva que un rictus destemplado), no sólo revisa la historia del fármaco sino que lo ubica en la perspectiva temporal del hoy, sesenta años luego, con la vieja "Clorpro" rodeada de nietos legítimos y bastarduelos y parientes distanciados. Tras tanta revolución farmacológica posterior donde supuestamente los antipsicóticos aparecidos en épocas recientes desbancaban del todo a los clásicos, Medrano apostilla que una clasificación más honesta de estos fármacos sería no en "típicos y atípicos" ni en "de primera y segunda generación" sino simplemente en "antipsicóticos baratos y antipsicóticos caros." Hay que leerlo.
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ENLACES:
- Medrano J. Las bodas de diamante de la clorpromazina. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. 2012; 32 (116): 851-866.
- Del admirado blog postPsiquiatría, recomendamos varias enjundiosas entradas referidas al tema de los antipsicóticos y los gatos por las liebres:
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